Ignacio Picatoste | “El precio de las garantías de nuestro sistema de justicia es, en buena medida, temporal”

Ignacio Picatoste | “El precio de las garantías de nuestro sistema de justicia es, en buena medida, temporal”
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El nuevo presidente de la Audiencia Provincial, Ignacio Picatoste Sueiras, ingresó en la carrera judicial en 1990 y su primer destino fue el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número dos de Lalín. Después ejerció en los juzgados de San Sebastián, Ferrol y A Coruña. En 2005 se incorporó a la Audiencia Provincial de la que ahora es el presidente. En su discurso de toma de posesión consideró que es imprescindible transmitir a la sociedad una imagen de estabilidad, seguridad y confianza. 

¿Cómo ha sido su experiencia en la Audiencia Provincial? 

En estos quince años ha sido tremendamente satisfactorio trabajar en un órgano colegiado. Nosotros, los jueces podemos trabajar solos y luego podemos hacerlo en órganos colegiados. Aquí tienes la posibilidad de aprender diariamente de tus compañeros cuando tienes que decidir sobre algo con otros dos compañeros. Los matices o las cuestiones y consecuencias se argumentan de forma distinta. 

¿Cómo describiría la Audiencia Provincial coruñesa respecto a  cualquier otra? 

La Audiencia Provincial tiene  una carga de trabajo superior a la media, el tiempo de respuesta es inferior a la media, y el nivel de resoluciones es superior. Es lo que comparte con todos los órganos de este tipo: necesita una mejor dotación de medios y una mejor adecuación de los cambios de trabajo, pero sin ninguna otra particularidad.

En todo ese tiempo ¿Qué juicios son los que usted destacaría? Por su complejidad o como desafío. 

Para mí todos los juicios son iguales. Todos me parecen interesantes. Mi juicio favorito es en el que  se va a poner la sentencia. Todos son un desafío, porque lo puedo encontrar en la cosa más banal.

¿Qué me dice del de Alvia?

Alvia es una cosa aparte, ahora vendrá su celebración, y puede ser que sea muy largo, pero esta sección tiene la gran ventaja que vivió la experiencia del Prestige, un juicio que organizativamente fue modélico.

¿Por qué?

Con independencia de su desarrollo o de la sentencia, no hubo ningún fallo, todo el mundo implicado se empeñó en que ese juicio saliera bien y salió bien.

¿Cree que servirá de precedente?

Esperemos que esa experiencia nos sirva para que el juicio del Alvia, que también es extraordinariamente complejo en cuanto a organización, en cuanto a disposición de salas, citaciones e incluso presencia de los medios de comunicación siga el modelo del Prestige y sea igualmente positivo. 

Serán un juicio con jurado ¿No resulta extraño trabajar con legos?

No. El jurado solo decide sobre hechos, y la justicia son hechos más leyes. De la parte de las leyes, decidimos los jueces pero lo que ha pasado lo podemos saber todos, y es sobre esa parte sobre la que decide el jurado. 

¿Tener un jurado es diferente?

Es diferente, porque tienes que evitar que el jurado sea contaminado por el desarrollo del procedimiento, saber que tienes que llevar los debates a lo que es verdaderamente materia de decisión, y no sobre cualquier otro aspecto. 

¿Por qué es eso difícil?

Es un juicio tremendamente visual, tremendamente dinámico, en frente del jurado está el abogado y el fiscal y el acusado está sentado al lado de su defensor. Cada vez se incorporan más apoyos visuales: gráficos, fotografías, videos de cámaras de seguridad. En ese sentido, la cantidad de información es muy grande y así como los jueces podemos decidir que algo no es pertinente, en un juicio con jurado, esa labor de dirección nuestra conduce al buen desarrollo del procedimiento.

¿Cree que la gente entiende cómo funciona la justicia a través de los medios de comunicación? 

Echo en falta  que los medios no acudan a cauces oficiales de información. En ocasiones, se da más preponderancia a informaciones muy concretas porque son llamativas que a las informaciones reales sobre el fondo del asunto y eso supone un problema como sociedad, porque hace que se tenga una imagen equivocada del juicio. A la sociedad le choca, porque ve expertos, opinadores, pero la condena se decide en un juicio, no en las tertulias televisivas o en los periódicos. Nosotros debemos transmitir una informaciones fiable (lo que podemos decir, puesto que muchos procesos son secretos) y luego los medios deben transmitirla, para no crear unas expectativas que exageran su contenido real. 

Una de las cosas que no se entiende es que los jueces no coincidan en su dictamen. 

Eso no se llama unanimidad, es homogeneidad. Unanimidad es cuando se comprometen tres personas su trabajo y su responsabilidad en decisión. Lo otro es una situación es ideal, pero todas las situaciones son diferentes y requieren posturas diferentes.  
 
Pero es como si unos médicos vieran una radiografía y dieran diagnósticos diferentes. 

No, es como si con una sola radiografía tratáramos a todos los pacientes. Nosotros damos respuesta a cada uno de los casos que se someten a nuestra consideración. Otra cosa es que ante determinados supuestos, básicamente igual, demos una respuesta básicamente igual.  Pero la respuesta igual, siempre, no se va a conseguir, porque todas las circunstancias de los juicios cambian. 

También se le reprocha a la Justicia su lentitud. 

El nuestro es un sistema de garantías que normalmente funciona. El precio de estas garantías es, en buena medida, temporal, por nuestro sistema de recursos y de revisiones supone una serie de sucesivos controles. 

¿La ley va siempre por detrás de la sociedad? 

Debemos actuar siempre con la prescriptiva de que lo decimos es para que su eficacia se prolongue en el tiempo. Tenemos que responder a los problemas que se nos plantean, pero no solamente en ese momento, sino de las consecuencias que va a tener en el futuro, porque cualquier resolución puede ser citada después. Así que no, no vamos por detrás, pero tenemos que mantener una elemental prudencia.  

¿Qué me dice de la imparcialidad?

La imparcialidad de los jueces es absoluta. Si yo no creyera en la imparcialidad de todos y cada uno de los jueces que hay en España no estaría aquí. 

Bueno, pero las presiones que sufren los jueces...

Vamos a ver, mire. Yo trabajé en San Sebastián, y sé lo que es la presión en la calle, igual que muchos otros compañeros en el  País Vasco, o Navarra, y a mí nunca me ha llamado nadie para decirme nada y creo que a ninguno de mis compañeros trabajos. Y si esa llamada se produjese, el teléfono se colgaría inmediatamente e iría al juzgado de guardia. 

¿Es la justicia patriarcal? 

Evidentemente, no. Si creyera que estos problemas existen como tales, estaría trabajando para solucionarlos. Tanto el de la condición de patriarcalidad como el del respeto a la víctimas.  Hoy por hoy, el número de mujeres juezas es prácticamente igual o mayor al de jueces con lo cual, estaríamos hablando de una justicia patriarcal desarrollada por mujeres. 

Aún así, sería posible.

Es posible, pero sería hasta cierto punto contradictorio el término. En mi sección somos, en este momento, tres hombres y dos mujeres y no noto ninguna diferencia en el tratamiento de los casos. Aplicamos las normas que el legislador ha puesto a nuestra disposición. La ley no la hacen los jueces. El legislador, con una voluntad social, añade unas conductas en el Código Penal, y a partir de ahí los jueces las aplican. 

¿Y esa aplicación no...?

No está tamizada o condicionada por ningún tipo de perspectiva...

¿Patriarcal?. 

Iba a decir patriarcal, pero estoy tratando de no usar esa palabra. 

Con La Manada, el sistema ha funcionado y el Tribunal Supremo dictó una resolución

Uno de los temas más polémicos para la Justicia es la violencia de Género y, precisamente, fue el eje de discurso de la toma de posesión de Picatoste, que se celebró al semana pasada en la sede del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).   
 
¿Cómo vio casos como el de La Manada? 

Yo estaba fuera de España pero, al final, con independencia de todos los avatares que haya tenido el procedimiento de La Manada, que han sido muchos, el sistema ha funcionado y el Tribunal Supremo, que tiene la última palabra dictó una resolución inapelable

Usted mencionó el crimen de Valga en su toma de posesión. En él, el sospechoso mato además de a su mujer a su suegra  a su cuñada ¿Cree que la ley debería contemplar a todas como víctimas de la violencia de género? 

Nuestro reglamento prevé algunos mecanismos de atención a las víctimas y creo que tenemos que buscar que toda persona a la que le afecta la comisión de un hecho delictivo sea especialmente atendida. 

¿Cómo hay que tratarlo? 

La sociedad no puede permitirse en determinados casos situaciones de revictimización. Pienso en los hijos, que deben ser especialmente atendidos desde todos los puntos de vista. Nos movemos en un concepto de víctima que no es ya el antiguo. Es un delito con un poder de afectación mucho mayor. Pero no estoy por el establecimiento de una categoría de perjudicados limitada. Debemos reconsiderar la tipología de víctima.

Pero si el padre hubiera sido la víctima, los hijos se habrían encontrado en la misma situación, pero la ley Integral no lo  contempla. 

Yo creo que la protección a las víctimas es la que es. Y debatir la Ley Integral de Violencia de Género nos puede llevar a perder la perspectiva real: una situación de víctimas a las que es necesario atender, sea cual sea el origen de esa condición de víctimas. 

Si es así ¿Por qué los juzgados de violencia de género se cierran en agosto?

En agosto no cierran los juzgados, es que no se practican determinadas actuaciones judiciales. Y cuando existe algún problema, que en efecto ha existido, se han buscado soluciones inmediatamente.

Desde 2008 las denuncias por violencia de género han crecido mucho, pero las condenas no.

Las condenas se realizan en función de las pruebas existentes y de la decisión judicial. El que haya más o menos denuncias no va a condicionar el contenido final que se le de esas denuncias. 

Esto indica que la presunción de inocencia se mantiene.

Opera para todos siempre. Lo que existe es una tipología diferente de delito. 

Con un castigo diferente: se castiga más la agresión del hombre a la mujer que viceversa.

Constitucionalmente avalado. 

Pero el Tribunal Supremo niega  ningún móvil de la agresión dentro de la pareja más que el afán de dominación.

No, dijo que no hay que probar el móvil de dominación, que va unido a esa acto en principio, pero se puede demostrar que no ha sido así. 

¿Tiene que probarlo el acusado?

Tiene que alegar que no existió esa voluntad de dominación. Pero es como si allano un banco: si entro en él debo probar que no buscaba el dinero.

Ignacio Picatoste | “El precio de las garantías de nuestro sistema de justicia es, en buena medida, temporal”

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