De aquel concierto con vistas a Riazor

De aquel concierto con vistas a Riazor

Amaral decidía coger ayer las guitarras para cumplir una promesa y tocar en el mismo local donde suelen acabar sus noches en A Coruña. Sobre el mismo suelo de madera en el que aseguraron hace dos años que lo harían, la Mardi Gras, los dos músicos interpretaron parte de su repertorio “salvaje” como una carta de presentación de lo que será su directo del 30 de junio en el Coliseo. Eso sí, en un formato bastante distinto. Juan Aguirre contaba que para entonces la madera se sustituirá por electrónica.

Los zaragozanos eligieron la sala de día para anticipar un poco de lo que traen tal y como Eva prometía a la dueña del local, Yolanda, durante una noche de verano. Desde aquel momento, ambos abandonaban el mar del Orzán para embarcarse en un nuevo proyecto, “Hacia lo salvaje”, que ayer repartían en porciones. Trozos que sabían a tarta casera por la corta distancia y porque ellos lo decían una y otra vez. Estaban como en la sala de estar. Y es que la ciudad fue uno de los primeros escenarios para el que cogieron billete de ida y vuelta. Aquí cantaron infinidad de veces cuando todavía no eran conocidos, hasta que un día se subieron a una plataforma y divisaron Riazor desde arriba. Acompañados de Los Planetas.

Aguirre explicaba que ese concierto de la playa fue la fuente de inspiración para el tema “Riazor”, que incluyen en su último trabajo: “Surgió de la nada y hasta ahí puedo contar”. En este sentido, los dos comentaban entre risas que la canción había suscitado celos entre los vecinos maños pero que, en todo caso, no podían controlar sus impulsos.

Ahora bien, Eva y Juan confesaban que tienen pensado borrar de su diccionario las palabras “verano” y “mar”, a las que constantemente recurren en sus temas. Quizás, decía Eva, porque no sube la marea en Zaragoza y de ahí la nostalgia.

La pareja de músicos decía estar instalada en una burbuja, ajena a todo lo que rodea al éxito, y sin tiempo para echar de menos las pequeñas salas como la Mardi. Tampoco para trazar un plan estratégico que los lleve una y otra vez a ocupar el número en las listas de los más escuchados. Ellos señalaban que nunca pensaron en llegar a tanta gente pero que, en ningún caso, grabaron uno de sus discos sin tener nada que decir.

Por otra parte, Juan Aguirre descartaba que su último álbum tuviera sabor gallego por el hecho de estar producido por un coruñés como Juan de Dios. Eso sí, admitía influencias folk en su música. De los primeros REM y de los grupos que respiran en esta franja costera y con los que comulgan desde siempre. De igual forma que lo hacen con el Atlántico.

Para la ocasión, Amaral interpretaba “Hacia lo salvaje”, para hacer un guiño al pequeño reducto de coruñeses congregado en el local con “Riazor” y seguir siendo “Antártida” y pasar por un momento “Cuando suba la marea”, para concluir asegurando que “Hoy es el principio del final”. La banda llevará estos mismos sonidos a Londres, donde solo tocaron una vez en el homenaje a Mandela en Hyde Park. También pisarán Berlín y Frankfurt, deseosos de hacer sentir a los alemanes la misma sensación que tuvieron ellos cuando eran pequeños y escuchaban canciones en inglés.

Antes de irse, Eva y Juan lanzaban un mensaje a los que empiezan: “No hagáis caso ni a los músicos ni a vuestros padres”.

 

De aquel concierto con vistas a Riazor

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