Que el 0-2 contra Oviedo no confunda: el Leyma Natura cerró el domingo una temporada de sobresaliente alto. Un curso que empezó (muy) torcido y que un gran entrenador y un colosal grupo humano enderezaron de una manera ejemplar: buen baloncesto y mejores resultados, muy por encima de la previsión más optimista, ya que el objetivo era la permanencia.
La fuga de Dominic Calegari apenas comenzada la pretemporada y la tardía incorporación –por el Eurobasket– de Sami Haanpää supusieron un enorme contratiempo para Tito Díaz, que no pudo contar con todos sus efectivos hasta... la misma semana en que comenzó la Liga. El finés, el gran fiasco, aterrizó en A Coruña el mismo día que Jason Cain, el gran acierto.
El pívot de Philadelphia se acopló ipso facto y, después de nueve jornadas, la ‘marea naranja’ lideraba junto a Andorra y Palencia, con siete victorias, cuatro menos que en toda la 12/13. Dos fechas después alcanzó las nueve, una más que el último equipo que se acabaría salvando, Ourense, y llegó a la última de la primera vuelta con opciones de clasificarse para la Copa Príncipe.
A falta de nueve jornadas, con 11-6, se mantenía en el cuarteto de cabeza y con los playoffs 99% asegurados, después de haber aplastado (88-74) a Andorra, una semana antes asaltar (78-85) la cancha del Burgos.
Incluso en la fase más dura, entre las jornadas 13 y 21 (seis derrotas), los de Tito Díaz fueron capaces de vencer al Breogán, en Lleida y de aplastar (89-62) al Barcelona, partido donde cayó lesionado Ogirri, una semana después del KO de Castro.
El ferrolano no regresaría al parquet hasta la postemporada, mientras que el neoyorquino lo haría –muy mermado– en la penúltima jornada, la paliza (53-81) ante Burgos que sufrió un Leyma bajo mínimos –tampoco estaba ya Chema González, que llegó para echar una mano, sin cobrar un euro, y se fue, tras encontrar trabajo, después de jugar tres partidos– y con síntomas de cansancio extremo, como reflejó el 18-41 de la segunda mitad.
El equipo lo dio todo en la fecha final, venciendo (75-88) en Ourense, resultado que, unido a la derrota del Oviedo en Logroño, otorgó a la ‘marea naranja’ la quinta plaza final y la ventaja de campo en los playoffs, donde el conjunto astur hizo valer su rotación de 11 hombres contra los exhaustos siete valientes y medio –Castro no estaba ni al 50%– de Tito Díaz.
Más no se puede pedir. Ahora le toca a la directiva. Si consigue hacerlo en los despachos igual de bien que sus jugadores en el parquet, la próximo temporada A Coruña continuará siendo de Oro. n chaly novo