El Ayuntamiento de Betanzos propondrá a la Xunta la necesidad de modificar el decreto de los “furanchos”, que afecta a las bodegas betanceiras, y de apadtarlo a la realidad de As Mariñas. Así, el gobienro local trata de consensuar con todos los grupos una propuesta conjunta para, a petición de los bodegueros brigantinos, solicitar á Consellería de Presidencia cambios en el dictamen “considerando que as adegas do viño do país contan cunhas características que as fan diferentes aos existentes noutras zonas de Galicia”.
La disposición en vigor entiende como “furanchos” todos aquellos establecimientos que venden excedente de vino en una zona determinada, por lo que incorpora al mismo grupo también a Betanzos. Pero las características non son las mismas, pues “o funcionamento deste tipo de locais difire do das coñecidas como ‘adegas do viño do país’ que dende hai séculos se desenvolve no noso municipio e a súa bisbarra e que forma parte da nosa tradición cultural”, explican desde el ejecutivo que preside el socialista Ramón García Vázquez.
Así, mientras los “furanchos” ofertan un amplio abanico de productos, las bodegas betanceiras solo venden vino procedente de excedentes de produción propia “sen ofrecer ningún prato de cociña elaborada ou produto gastronómico”, por lo que su actividad no supone una competencia directa de los negocios de hostelería de Betanzos. “De feito, ambas as dúas actividades foron da man ao longo dos anos sen que houbese ningún tipo de problema por este motivo”, e incluso muchos de estos locales preparan la comida que los vecinos llevan después a las bodegas para compartir manjares en torno a unos vasos de Viño da Terra.
Para la administración local existen notas diferenciadoras que apuntan a la oportunidad de “ facer unha excepcionalidade na aplicación das condicións deste decreto, que está inspirado fundamentalmente na realidade dos denominados furanchos existentes noutras bisbarras de Galicia”.
Raíz Histórica
Otro de los argumentos esgrimidos por el consistorio es la historia de a actividad de las bodegas, regulada en las ordenanzas municipales de los siglos XV y XVI. La primera,una norma de sobre “o trato de viños propios na cidade de Betanzos e os seus arrabaldes”, aprobada en 1490 por el corregidor licenciado Antonio Cornejo, y el contador Juan de Arévalo, y la segunda, de 1591, que establece “a venta de viño ‘atarbenado’ cun ramo como sinal na adega so pena de seiscentos marabedís a persoa que o vendera sen ramo”, señala el Ayuntamiento de Betanzos.
Asimismo, el gobierno lcoal apunta a otros factores, como el volumen de la comercialización, consecuencia de una produccción inferior en Betanzos.