Personajes con boina y contrabajo bailan la misma música en el Palacio de la Ópera

Personajes con boina       y contrabajo bailan la misma música en el Palacio de la Ópera
el hall del edificio se llena de piezas inspiradas en el campo, el mar, la música y lo abstracto quintana

Fernando Pereira pinta todos los días con música. Es raro el día que no lo hace porque ella ha estado siempre. Cuando era promotor y pinchaba pero también ahora que se dedica a coquetear con lo abstracto. Un estilo que pide ritmo. Igual que la música. Quizás por su vinculación con ella y el hecho de que la mayoría de sus personajes inventados portan un instrumento entre las manos, la exposición de sus últimos 15 años en la pintura no podía tener mejor escaparate que el del Palacio de la Ópera. Desde allí se asoman cuatro capítulos de su trayectoria en “Retrospectiva”.

El pintor traslada su arte a una colección de discos de vinilo

El primero responde al título de “Iconografía gallega”, que es la esencia del país representada por señores con boina y azada, vacas y peces envueltos en composiciones donde lo que prima es la raza humana. En esta parte, no faltan los peliqueiros, las mujeres con secretos sobre la cabeza en forma de cestos y las gaitas. Esta manera de retratar Galicia da paso a su particular “Teoría del movimiento” donde Pereira estiliza las figuras que adoptan posturas caprichosas a lo largo y ancho de la composición. Parece que están bailando la música que el pintor elige. Siempre a la última vanguardia mezclada con los vinilos que no pasan de moda. Y el rock and roll.

En una tercera entrega, el coruñés le da color a la música y los intérpretes aparecen en tonalidades muy vivas. El disco no deja de sonar. Es más, Pereira le rinde un pequeño tributo y traslada sus personajes de ficción al formato vinilo. De esta forma, convierte el tocadiscos en lienzo y cambia la azada por el clarinete, la guitarra y el contrabajo. “Retrospectiva” tiene un final abstracto. Donde las formas no condicionan al artista y el artista se mueve con absoluta libertad por el cuadro. De esta forma de hacer salía en 2010 la muestra “Discurso abstracto”, que viajaría hasta Shanghai para llenar de ritmo el Instituto de Arte Contemporáneo. Desde entonces, el pintor sigue moviéndose sin collar. Dice que antes de volver a poner música en su estudio, su “retrospectiva” bailará por Madrid, Valencia y San Sebastián.

Personajes con boina y contrabajo bailan la misma música en el Palacio de la Ópera

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