Decir ovación es quedarse corto para describir la acogida con la que el público congregado anoche en la plaza de María Pita, casi todo femenino en las primeras filas, recibió al encargado de leer el pregón inaugural de las fiestas. El actor Mario Casas salía a las diez en punto al balcón del palacio consistorial y con él, una suerte de gritos que se transformaron en chillidos inundaban lo que minutos después de convertiría en el escenario del primer gran concierto del mes.
Haciendo honor a su profesión y a su ciudad natal, el galán televisivo se ganaba el favor del resto de asistentes, al describir la ciudad como “una ciudad de cine”, evocando aquellos primeros rodajes de José Sellier en los últimos años del siglo XIX, que convertían el Orzán, San Jorge o Riazor en los primeros escenarios de la filmografía española.
con su equipo
Escenario, pero también hogar, como hizo notar Casas al declararse coruñés “por los cuatro costados” a pesar de su pronta emigración hacia tierras mediterráneas. Y como buen coruñés, no tardó en hacer un guiño al Dépor, “su equipo”, después de reconocerle al Barcelona, su ciudad de adopción, los méritos deportivos.
Recordando la afición que su padre le inculcó desde niño , el pregonero gritó “forza Dépor” y María Pita se convirtió en estadio y se vino abajo en un delirio festivo. El mismo que derrocharían la multitud de fans cuando se refirió a su barrio, Os Mallos, entre los muchos que este mes están en fiestas.
Con el público ya entregado a sus palabras y a la fiesta, el actor se despedía a la manera del norte: “Viva Galicia, Viva Coruña y Forza Dépor”, y el griterío se convertía en canción con el primer acorde de La Oreja de Van Gogh, que convirtió la plaza en una verbena. n