La selección española conquistó su tercer título continental –todos en las últimas cuatro citas–, tras imponerse con gran autoridad a Lituania, liderada de nuevo por un Pau Gasol que estuvo muy bien acompañado, especialmente por Sergio Llull, Rudy Fernández –espléndido a ambos lados de la cancha hasta que un bloqueo de Jankunas le echó del partido– y Víctor Claver.
España acostumbra a ganar las finales con tanta facilidad como si fueran pachangas. Y ayer no fue menos. Salida en tromba, convirtiendo sus cuatro primeros lanzamientos y ahogando al rival con una defensa en la que todas las ayudas llegaban en el momento justo.
Del 8-2 en un abrir y cerrar de ojos se pasó al 13-4, en otro pestañeo, y gracias a la primera canasta del MVP del Eurobasket, que en cuanto cogió carrerilla no paró: cuatro canastas seguidas que dieron a ‘La Roja’ una renta de dos dígitos al final del primer cuarto (19-8).
La inercia se mantuvo en el arranque del segundo acto, donde dos canastas de Felipe Reyes y dos de Rudy Fernández elevaron al marcador una diferencia de 15 puntos (27-12).
Lituania apretó los dientes, endureció su defensa, metió marcha y media más a la circulación del balón y empezó a cargar el rebote de ataque como si le fuera la vida en ello. Los puntos de un hasta entonces inédito Mantas Kalnietis mantuvieron el hilillo de vida del combinado báltico, que logró bajar de la barrera de los 10 puntos de déficit (27-16).
Mirotic, con un triple, enfrió la insurrección, pero Seibutis contestó dos veces seguidas desde el arco, para bajar la diferencia a ocho, la misma que selló Maciulis con un triple sobre la bocina (41-33) del periodo.
El arranque de la segunda mitad mostró a una España recuperada y fresca. Entre Ribas, Llull, Pau y Rudy cocinaron un parcial de salida de 11-2, cerrado con un acierto desde 6.75 del nuevo escolta del FC Barcelona.
Entonces llegó el bloqueo de Jankunas a Rudy. El balear quedó literalmente roto sobre el parquet. Su cuello y su maltrecha espalda sufrieron una sacudida brutal. Salió de la cancha rumbo al vestuario más doblado que una ‘S’ mayúscula y ya no volvería al parquet.
Y ‘La Roja’ , que había edificado su máxima renta del encuentro (52-35), sufrió con él. Pero solo un poquito. Lo que tardó Kuzminskas en firmar cuatro puntos consecutivos. Menos le llevó a Claver –espléndido en defensa y muy oportuno en el tiro y el rebote de ataque– clavarla desde la esquina derecha para dar a España una nueva ventaja máxima (60-42).
Un tiro libre de Seibutis dio paso a un último periodo que semejaba un mero trámite. O eso debieron de pensar los pupilos de Sergio Scariolo, que cerraron sus tres primeras posesiones con dos pérdidas de balón y un ‘airball’ de Ribas desde el arco.
Lo que parecía un simple granito se convirtió en un pequeño quiste. Pequeño porque la red de seguridad era suficientemente amplia como para compensar más de tres minutos sin ver aro.
Un mate de Claver, tras una preciosa asistencia de Pau, fue la única canasta en juego en los cinco primeros minutos, tiempo en el cual, gracias a la defensa española, Lituania tampoco fue un derroche de efectividad: seis puntos.
Cuando peor –es un decir– se ponían las cosas para España, aparecieron los primeros espadas. Primero fue un desdibujado Sergio Rodríguez (66-51), poco después lo hizo Llull desde el arco (69-54) y ya con la fiesta comenzando en el parquet, Pau Gasol, que con un triple (75-59) rubricó el MVP más claro en muchos años. Para cerrar el jolgorio, Llull enroscó un triple a tablero, tan afortunado –la suerte de los campeones nunca duerme– que el ‘combo’ balear resumió escenificando la acción de pelar una mandarina.
La selección española, que no llegaba con las expectativas habituales, se va del Eurobasket con un oro de ley, cimentado en la defensa, el trabajo colectivo y, sobre todo, en un coloso llamado Pau Gasol Sáez. Larga vida al rey de Europa.