La soleada jornada de ayer y, en general, de todo el período navideño, permitió otro lleno en las calles y plazas coruñesas, que se vieron atestadas de bicicletas, patinetes en todas sus variantes, balones y muñecos.
Desde primera hora de la mañana, las casas de la ciudad y su área metropolitana se llenaron de gritos de emoción, risas y, sobre todo, nervios. Los pequeños abrían los regalos a toda prisa para comprobar si Melchor, Gaspar y Baltasar habían acertado con sus peticiones. Los juguetes estrella, los de dos ruedas, aunque también triunfaron las muñecas Bellies, los Pin y Pon Action y viejos conocidos como Playmobil, la Patrulla Canina y las princesas de “Frozen”, además de balones y algún que otro pijama.
No había tiempo que perder y todos quisieron salir a la calle para mostrar a sus amigos los nuevos regalos. Los de los triciclos y bicicletas probaron velocidades en zonas como la plaza de Vigo y plaza de María Pita, aunque también en La Marina se dejaron ver muchos niños pilotando nuevos vehículos, entre ellos los llamados “hoverboards” –especie de monopatín de dos ruedas–. El buen tiempo ayudó a que los padres pudieran disfrutar del espectáculo en las terrazas.
Las caras rebosaban felicidad y las familias olvidaron por un momento las rabietas de sus pequeños a lo largo del año para constatar que se habían portado muy bien y, por ello, los Magos de Oriente habían sido tan generosos. Todos se afanaban en afirmar, mirando embelesados sus juegos y muñecas, que este 2019 también tenían pensado ser buenos, comer de todo e irse a dormir a su hora.
Un dulce imprescindible
Los adultos, aunque gozaron con los regalos traídos por Sus Majestades, también reservaron momentos especiales para degustar el roscón de Reyes, un dulce que visitó ayer la mayoría de los hogares coruñeses, en algunos casos tras horas de espera.
Montar juguetes, colocar pegatinas o poner en marcha dispositivos electrónicos fueron tareas que ocuparon horas ayer, todo para empezar a disfrutar cuanto antes de los ansiados regalos.