Ahora que la temporada de fiestas está en el ocaso, los conductores y demás familia ya pueden conducir tranquilos. Y es que aunque el pegamento de cola y el celo desafían al tiempo, los carteles que anuncian quién capitaneó los bochinches de la ciudad y comarca se empiezan a esfumar de las carreteras. Apenas quedan unos cuantos, pero nada comparado a esas rotondas de julio y agosto donde brotaron composiciones fluorescentes.
Y es que el color fosforito de fondo gana por goleada cuando se trata de enfatizar las verbenas con esas letras de tipografía clásica y tallo gordo, donde uno puede leer a golpe de rotonda si la fiesta tiene potencial o no. Los hay que esquivan la tonalidad que deslumbra para poner su toque de la casa. Así es como en Novo Mesoiro echaron mano de una pintura de Laureano Vidal o en Eirís, colocaron hasta este año unas fresas bien visibles para llevar al curioso a la explanada donde se degusta la fruta “made” in Carral.
En concreto, el presidente de la asociación vecinal, Suso Prado, agradeció al Ayuntamiento que se encargara del asunto, pero el hecho de que fuera el mismo diseño para todos hizo que los coruñeses se confundieran: “A xente dicíame: ‘pero este xa o temos’”. Otros años, Suso y sus pupilos se ponían delante del PC a ingeniar un dibujo y una letra con la que poner a bailar a las fresas sobre el campo de la fiesta.
En O Castrillón, el representante del colectivo vecinal, Domingo Verdini, cuenta que tienen entre filas a un diseñador gráfico jubilado. Él se encargó de crear una promoción de celulosa para su concurso de la tortilla. En cambio, la mayoría de los que le quitan poder de visión al que va al volante suelen proceder de más allá de A Pasaxe. Necesitan que destaque por encima del vecino así es que el rosa chillón desenfunda su puñal frente al verde y el amarillo.
Los dos primeros suelen ser los reyes de la pista. Por su parte, Román, de la comisión de fiestas de Santa Cruz, cuenta que en el pueblo que tiene un castillo por bandera, optan por la fotografía. Liberan la composición de toda esa información en tamaño tan pequeño que no se da descifrado y únicamente resaltan el nombre de los que pondrán la bachata.
Es así como este verano sacaron a pasear la playa de Naval, contigua al paseo marítimo. La instantánea, obra de Daniel Vázquez, El Bunker 108, fue realizada ex profeso para la efeméride, igual que la de 2015, que le dio énfasis al momento de los fuegos artificiales.
En Pravio (Cambre) explotan el recuadre. Más allá de la paleta de colores, buscan otras herramientas para el día principal y las encuentran en un cuadrado blanco “que destaca más” si cabe los que actuarán de noche, señala Iván Pérez. En este San Juan, con Grupo Bomba y Fania Blanco Show como cabezas, se aliaron con el rosa, al que están abonados desde hace tiempo, que se percibe degradado en el fondo y coge fuerza en la finca acotada por orquestas. Sin embargo, para su San Bartolomeu, lo traicionaron y se fueron al verde.
Y es que en esto del color, no hay que cambiar si la receta funciona porque la gente identifica tonalidad con lugar de origen y, en la publicidad, se trata de llegar primero.
También descartan colocar a los patrocinadores en el ring porque el mensaje ha de ser directo. Por eso, despliegan el nombre de los establecimientos en un tríptico, que reparten por todos los puntos. Ante todo, hay que ser agradecidos y ellos, los colaboradores, son la razón por la que los campos florecen en verano a golpe de cumbia y pandereta, mientras que los ojos reciben esas misivas cegadoras en los cruces de carretera. Las marquesinas son más coloridas en esta época y las cafeterías parecen sonreír en esta época del año. En fluorescente.