El sueño de Santamaría cierra hoy a la espera de inversores que lo refloten

El sueño de Santamaría cierra hoy a la espera de inversores que lo refloten
El restaurante Can Fabes, uno de los mejores de España y del mundo. EFE/Archivo

El restaurante Can Fabes, el sueño del cocinero Santi Santamaría, cierra hoy sus puertas, dos años y medio después de su muerte, con la esperanza de encontrar un inversor o un comprador que lo reflote y le otorgue una nueva oportunidad.

El último servicio de Can Fabes será la cena de hoy, y todas las mesas están reservadas desde hace días, la mayoría a clientes y amigos que se quieren despedir.

Regina Santamaría, que está al frente del negocio tras la desaparición de su padre, ha dicho a Efe que quiere "que el servicio de la última cena sea perfecto y con la máxima excelencia, como ha sido siempre, y que los clientes se queden con un buen recuerdo en un día que no será feliz para la familia".

Esta noche se servirá un menú de temporada y el Gran Menú Gastronómico, que incluye algunos de los platos más emblemáticos de Santi Santamaría como raviolis de gambas, papada con caviar, jarrete de ternera, langosta con albahaca, tripas de bacalao con butifarra negra, cochinillo ibérico, y buñuelos de chocolate.

El Gran menú del Santi, como se conoce a esta opción, se sirve a medida de cada comensal, y se espera que la mayoría de los asistentes se decanten por esta opción.

Cuando cierre sus puertas, ya en la madrugada del 1 de septiembre, acaba un capítulo importante de la gastronomía española, porque Santi Santamaría y su cocina han formado parte de la mejor generación de cocineros que ha tenido nunca España.

Los fogones se cerrarán con la esperanza de que sea temporal, porque toda la familia quiere que Can Fabes siga existiendo, y trabajan para que así sea.

Si reabre las puertas lo hará sin estrellas Michelín, aunque para Regina Santamaría no les importa porque no es más que un símbolo de un reconocimiento a un trabajo bien hecho.

Afirma a Efe que con estrellas o sin estrellas "si volvemos seguiremos trabajando con la excelencia que siempre hemos tenido y tratando de hacer las cosas lo mejor que podamos".

Can Fabes nació en 1981 de la mano de Santamaría, un cocinero autodidacta, y de su mujer Angels Serra, y trece años después ya contaba con tres estrellas Michelin, siendo el primero de Cataluña en lograr este reconocimiento.

Tras Can Fabes, el buque insignia, la cocina de Santamaría empieza su expansión en el 2001 con el restaurante "Santceloni" de Madrid, que enseguida se convertió en un referente indiscutible en el panorama gastronómico de la capital.

En España también puso en marcha otros dos proyectos, "Evo", situado en una especie de platillo volante transparente en la cima del hotel Hesperia Tower de Barcelona, inaugurado en el 2006, y un año después, en 2007, "Tierra", en el Hotel Valdepalacios de Toledo.

En el 2008, la cocina de Can Fabes sale al exterior y se materializó con "Ossiano", instalado en la isla artificial The Palm de Dubai, y en el año 2010 con "Santi Restaurant", ubicado en la zona de Marina Bay de Singapur.

El restaurante de Singapur lo regentaba su hija Regina, y fue allí donde el cocinero falleció de un ataque al corazón cuando enseñaba a un grupo de periodistas gastronómicos su última creación.

Al morir, con 53 años y en su máxima plenitud, su familia anunció que seguirían con el proyecto, pero ha sido imposible mantener la estructura sin la capacidad creativa y el liderazgo de su creador.

En poco tiempo, Can Fabes se ha quedado sólo porque la estructura que había que hacer frente tras la muerte de Santi y la crisis económica complicaron las cosas hasta conducirlo al cierre.

Como se subraya en la carta de despedida que hizo pública la familia al anunciar el final de Can Fabes, han sido más de tres décadas de creación infatigable, de búsqueda de la máxima calidad en el producto y de la perfección en la cocina y en la sala, y de compromiso con las raíces culinarias y con su renovación.

Ahora la familia está en un proceso de buscar una solución para que el cierre no sea definitivo porque "lo último que se pierde es la esperanza" y porque toda su ilusión "es poder seguir con Can Fabes".

 

Déborah Hap

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