El desprendimiento de grandes bloques de piedra en la cascada del Palacio de la Ópera obliga a tomar medidas cuantos antes para prevenir que pueda llegar a registrarse un accidente grave. Los bomberos ya han advertido de la alta erosión que provoca la continua caída de agua y la conveniencia, por lo tanto, de apuntalar la pared rocosa, pero la última palabra la tendrán los técnicos municipales, que mañana inspeccionarán el lugar. Su dictamen será decisivo y lo lógico sería que una vez que hayan dado su parecer se actúa con la mayor celeridad, puesto que no se puede olvidar que se trata de una zona muy transitada.