A vueltas con la Selectividad

La Educación acaparó la atención en los primeros días de campaña con un elenco de promesas de gratuidad casi universal, pero no se escuchó ni una palabra sobre la Selectividad desigual que perjudica a los alumnos gallegos y, por tanto, es injusta. Ese silencio se explica porque los jóvenes que se presentan a la EBAU son pocos y muchos no votan.   


“El sistema actual de la EBAU es injusta”, dice el conselleiro Román Rodríguez. Los exámenes y criterios de corrección son diferentes y en varias comunidades son más fáciles que en Galicia, lo que genera desigualdad y perjudica a nuestros estudiantes que han de competir en un distrito universitario único con alumnos de comunidades con una selectividad menos exigente. Esto acaba con la igualdad de oportunidades.  


“Los alumnos de Andalucía sacan el triple de sobresalientes en la Selectividad que los de Galicia”, dice la periodista Olga R. Sanmartín y centros privados inflan las calificaciones de bachillerato para subir la nota final de la Selectividad. Eso explica que, según un informe de Cristina Rueda, catedrática de Estadística en Valladolid, los estudiantes de comunidades con mejores resultados en PISA, como Galicia, obtienen peores calificaciones en la EBAU que los de otras regiones peor calificados en ese informe. 


Que la Selectividad es un caos e injusta lo sabe el Ministerio. En junio de 2019 el Gobierno anunció la creación de un grupo de trabajo multidisciplinar para coordinar los contenidos de la prueba y los criterios de corrección y logar una Selectividad equitativa en toda España. Nunca más se supo de este grupo.  


También lo saben los jóvenes que están a las puertas de la universidad. Una encuesta de Sigma Dos para El Mundo revela que el 81% apuesta por el modelo de prueba única. En este sentido, el PP anunció que las 11 autonomías que gobierna impulsarán una EBAU común en contenidos y fecha y con los mismos criterios de corrección. La propuesta es razonable, busca garantizar la igualdad de oportunidades de los alumnos y, al menos, debe ser estudiada. 


Es verdad que unificar la EBAU choca con el complejo mapa competencial. Pero a un problema difícil se le buscan soluciones imaginativas y, respetando las peculiaridades de cada comunidad, se pueden consensuar contenidos, ponderaciones y criterios de evaluación en asignaturas comunes para conseguir la igualdad.   
No se trata de recentralizar. Se trata de acabar con la injusticia que favorece a estudiantes que obtienen mejores notas, no por su rendimiento académico, sino por los criterios más laxos de la comunidad en la que realizan los exámenes. Un estudiante gallego no puede estar en inferioridad de condiciones que sus colegas asturianos, andaluces o castellanos.  

A vueltas con la Selectividad

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