Proyecto Polaroid, en la Fundación Barrié

La muestra actual de la Fundación Barrié “PROYECTO POLAROID. En la intersección del arte y la tecnología”, que ofrece en colaboración con Foundation for the Exhibition of  Photograph y en primicia para España, es una ocasión excepcional para viajar por la obra de más de 100 fotógrafos que hicieron de esta cámara un medio de creatividad. El invento fue obra de Edwin H. Land, quien en 1937 consiguió fabricar esta polaroid que, por primera vez, permitía hacer una imagen fotográfica que podía verse de modo inmediato . Animado por un espíritu altruista y por la convicción del servicio que su invento podía proporcionar a la humanidad, creó el programa de Apoyo a los artistas, lo que generó un intercambio con fotógrafos que aportaban sus observaciones. El proyecto abrió, así, nuevos horizontes de creatividad y dio pié a todo un novedoso universo de expresión, de lo que atestiguan las obras expuestas. La instantaneidad permitía al fotógrafo ver in situ la toma, lo que le aportaba ideas  y le daba opción a recrearlo o ir a la búsqueda de modificaciones o de tomas más complejas, como es el caso de Guy Bourdin ( 1928-1991) que transforma una primera foto de Charles  Jourdin(1978), tomada frente a un portal en la calle, en otra donde una mano que sostiene su foto tapa su figura y el espacio se ha llenado de misteriosa sombra. Ejemplar es el políptico “El rojo y el negro” de Barbara Crane ( 1928-2019) compuesto de 117 tomas que abre todo un cambiante abanico de sugerentes formas. Mª  Magdalena Campos ( 1959) en  “Abridor de caminos” establece un relato de 10 imágenes que evocan rituales animistas. El sintoísmo japonés parece estar presente en las poéticas fotos de Yuhiniro Shinohara (1948). De la vida y la muerte en el espacio cósmico habla “El juego de la cuna” de Leigh A. Langwelle (1964).”Caligrafía de serpiente” de Rick Hock ( 1947-2015) convierte al ofidio en un mosaico de ondulantes letras.. También puede abrir las fuentes de lo oculto o sugerir la presencia de fuerzas misteriosas, como hace Mark Kleitt (1952) en su foto del Valle de la Muerte de California, escenario desértico y seco, donde una pequeña roca ha trazado un extraordinario camino. Juegos de luces y de sombras, panoramas, rocas, hojas, cascadas, insectos, semillas, calles, aconteceres, interiores, retratos y autorretratos, como el de Andy Warhol, caminos, paisajes,astros, caligrafías... y un largo etcétera convierten las obras presentes en otros tantos signos de interrogación, dan fe de la versatilidad de la muestra y permiten constatar que la fotografía,  como todo arte que se precie, no es solo un modo de aprehender lo real, sino de captar sus ángulos inéditos, es una mirada escrutadora sobre los enigmas de la vida, una manera de inquirir y de abrir la puerta de los sueños. Proyecto Polaroid demuestra las innúmeras las posibilidades expresivas  que, por medio del enfoque, pueden usar  los fotógrafos  para transfigurar los motivos: ángulos, contraste de luces, formas de composición..., convirtiendo la apariencia en metáfora y pregunta metafísica:¿qué somos?

Proyecto Polaroid, en la Fundación Barrié

Te puede interesar