Isra Cubillo, en Moretatr

Bajo el título de”El noroeste y otras cosas”, la galería Moretatr ofrece una muestra de fotos de Isra Cubillo ( A Coruña, 1973); aunque su  formación es esencialmente autodidacta, estuvo vinculado desde su infancia con el mundo de la fotografía (su padre trabajaba en una laboratorio fotográfico y su madre editaba fotografías en casa), además ha recibido  el influjo de fotógrafos como Bernard Plossu, Alberto García-Álix, V. Caramés o Ricky Dávila, entre otros. Su obra ha merecido nominaciones para becas y premios, como el de la Fundación Santa María de Albarracín y el de fotografía Luis Ksado. En su muestra actual ofrece una visión sui generis de A Coruña, en la que, busca sobre todo descubrirnos la extraña poética de los rincones escondidos, de los lugares olvidados y de los evocadores destrozos que ha ido dejando la intemperie y el paso del tiempo en muros, vallas, suelos, esquinas de las calles, además de la intervención humana, que aparece siempre de modo elíptico sugerida por un objeto olvidado como la  lata de cerveza, en “Estrella”, por un negocio que ha echado el cierre. como “Muebles Perico” o, como en “Las citas”, por el desdibujado enfoque de una cabina telefónica cuyos cristales aparecen como un inestable juego de reflejos que dejan intuir  hiatos de entrecortadas conversaciones y de silencios. Con sensibilidad de pintor y mirada incisiva compone verdaderos cuadros que van desde lo matérico, como en “Dandy”, a lo abstracto, como en “Se vende” donde sobre un desconchado muro gris sólo quedan las bandas de tachaduras rojas; también es capaz de ver las formas del azar que dan origen a signos aleatorios; así sucede con la obra “En-U” donde enfoca la parte baja del recodo de una calle en la que un pequeño y delgado poste amarillo y una señal del suelo, también amarilla, parecen haber sido puestos a posta para formar esa rara U. En “Spam·# 2” ofrece la visión de los desechos que van quedando olvidados por los rincones; en “Spam” recoge la fortuita composición que crean los restos de anuncios y viejos posters destrozados y que, además de hablar de lo pasajero de todo glamour,  transmiten otro modo de belleza: la que la intemperie va escribiendo imparable sobre las obras humanas. De la fragilidad a la que está sujeto todo orden humano, y en contraste con lo anterior, la foto “Haciendo equilibrio”  muestra un apacible rincón con botellas apiladas sobre una mesa de bar. Cubillo sabe traspasar la apariencia y aproximarse a los umbrales para ver más allá y transmitir por medio de elipsis la presencia humana, como sucede en “Bosque animado”, título sarcástico y antitético  pues nada se mueve y lo que enfoca la cámara es un fragmento de edificio acristalado tras cuyas ventanas  no asoma nadie. Su mirada incisiva e irónica, atenta al detalle insólito, a la sorpresa, a la insinuación, a ese otro lado que se esconde bajo lo aparente, se traduce en metáforas visuales. La ciudad se convierte así en un escenario de infinitas apariciones, en una inacabable película abierta a todos los posibles.

Isra Cubillo, en Moretatr

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