Deuda&deuda

cuando se habla de deuda, se hace para recordar lo que debemos cada uno de nosotros a los demás y arreglarles el agujero que soportamos en nuestros bolsillos,  pagando lo que se debe. Lo que sucede, que a veces, nos endeudamos más de lo debido y esta nos agobia y come nuestro esfuerzo en poder cumplir, no siendo posible hacer frente a la misma en muchos casos.


Esto acontece con la deuda pública española, no de sus ciudadanos, sino, del gobierno español, quien la incrementa cada vez más, a un ritmo frenético de gasto corriente, sin parangón, no hay forma posible de poner coto, a esta cuesta abajo de gasto compulsivo y sin freno.


En el año 2019 nuestra deuda pública estaba situada en 975 mil millones de euros, ahora, la cifra, cuatro años más tarde, va camino de llegar a fin de año, a los 1,6 billones de euros y quizás sobrepasarla, es decir en apenas cuatro años, casi se ha duplicado la deuda pública española, lo difícil de entender, es que pese a ésta altísima cifra, ni se habla, ni se trata sus consecuencias, así como del porqué se ha llegado a esta situación tan rocambolesca en la deuda pública.


Naturalmente, no todo el montante, corresponde al estado español, al dividirse ésta, en deuda central, autonómica y local, al primer actor le corresponde 1,290 billones de euros, al segundo 327 mil millones de euros, siendo Cataluña, la más endeudada, con cerca de 90.000 millones, le sigue Madrid y luego el resto, de comunidades, por último, las corporaciones locales, con apenas 24.000 millones, en las que también Cataluña y Madrid, son las primeras. Esto supone el 113% del PIB español.


Lo llamativo, aunque no extraño, es que la deuda suba en junio de este año un 6;4%, en casi 94.000 mil millones, siendo su incremento interanual del 7,9% y puede sobrepasar hasta fin de año los cien mil millones de euros. En plena bonanza económica de recuperación impositiva, en que Hacienda, está recaudando más que nunca, pero el sistema hace agua por algún lado y esa mayor recaudación, no se aprecia en la minoración de la deuda pública, por ninguna parte.


Es de esperar, que ya, es mucho esperar, que el nuevo gabinete salido de las negociaciones políticas, en esta complicada legislatura, afronte la curva alcista de la deuda soberana, sino, a largo plazo, España puede tener un gran problema de confianza por parte de los mercados de riesgo, ante la duda que pueda generar su desconfianza en el descontrol de la deuda soberana española y su repercusión en sus cuentas.


El Banco Central Europeo, de momento, está siendo muy complaciente con el gobierno español, ahora bien, está por saber cuanto tiempo durará esta felicidad mutua, entre uno y otro organismo. Sólo falta saber cuanto tiempo más permitirá que España siga la senda del endeudamiento, ya que en algún momento, tendrán que ajustarla en sus números a la realidad económica del país y obligar a reducir el gasto corriente de forma urgente.


Ahí, se va mucha materia prima dineraria, al engrosar el pasivo de forma alarmante y el cual no tiene retorno, al no ser una inversión, que la retorne con beneficios, sino un gasto superfluo del Estado y hay demasiados agujeros por donde se despacha y evapora él liquido, como el agua corriente de una acequia.


Habrá que hacer algo, antes de que sea tarde o muy tarde, para revertir la situación de nuestra deuda, en que cada español debe de deuda soberana, unos 34.000 euros, y la cifra sigue subiendo. Habrá que ver, hasta cuando.  

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