Campo do Oso, en el municipio lucense de Mondoñedo, volvió a ser el escenario un año más de la Rapa das Bestas, una tradición milenaria para desparasitar e identificar a los caballos que se crían en libertad en los montes de Santa María Maior y que este año estrenó escenario.En 2024, pocos días antes de la rapa, el curro donde se realizaba el espectáculo apareció destrozado por un acto vandálico con motosierras.
Los ganaderos de Santa María Maior aseguraron entonces que lo sucedido estaba relacionado con una cuestión que ya está en los tribunales, el conflicto en torno a 400 hectáreas de terreno que mantienen con sus vecinos de Bretoña, si bien estos últimos se desvincularon de lo ocurrido.
Ese contratiempo no evitó que la rapa siguiese adelante en 2024, en un espacio improvisado sobre el que este año, en la 46 edición de la celebración, se construyó un nuevo curro para acoger este rito tradicional.
El nuevo recinto tiene una extensión de cuarenta metros lineales de perímetro, con postes de madera, y allí se han congregado los vecinos y turistas que han acudido a contemplar la primera rapa del año en A Mariña lucense.
La Rapa das Bestas se trata de una tradición ancestral existente en diferentes puntos de Galicia, que se ha mantenido de generación en generación y que tiene como objetivo rapar, desparasitar y marcar a los caballos. El resto del año, los animales pastan y pasean en libertad y en grandes manadas, en este caso en los montes de Santa María Maior.
La jornada arrancó a las diez de la mañana, cuando los jinetes han salido para reunir y bajar a los caballos salvajes al curro. Este año, la bajada ha sido más complicada debido al escenario, ya que los caballos no están todavía acostumbrados al nuevo curro, pero no fue excesivo problema para conseguir reunir a unas 200 bestias.
Una vez reunidos, fue el turno de los luchadores, que un año más han vuelto a medir sus fuerzas con los animales ante la mirada atenta de los espectadores, para cortar sus crines y dejarlos más libres de cara al verano.
También se les desparasitó y se les marcó para poder tenerlos identificados, aunque esta parte de la tradición sí que ha cambiado con los años, ya que antes se hacía con fuego y en la actualidad se utiliza nitrógeno para reducir el sufrimiento del animal. La fiesta también ha dejado hueco a la gastronomía. El Área de Rural de la Diputación de Lugo promocionó productos de carne de caballo de pura raza gallega, en colaboración con la Asociación de Criadores de Pura Raza de Cabalo Galego (Puraga).
Se instalaron ‘foodtrucks’ con una degustación gratuita de una hamburguesa de carne de potro para los presentes.
En la programación de este año también estaba prevista una sesión vermú y una comida, así como una animación musical por la tarde de la mano de Verónica Cambón. La próxima rapa será en Viveiro el 6 de julio.