El Banco Central Europeo (BCE) decidió ayer mantener la tasa de interés rectora en el 0,25% porque los últimos datos económicos confirman ampliamente sus previsiones y no ve riesgo de deflación.
El presidente del BCE, Mario Draghi, dijo en la conferencia de prensa posterior a la reunión del consejo de gobierno que los nuevos datos económicos publicados desde la reunión anterior de comienzos de febrero “están en el lado positivo” y que la economía de la zona del euro se recupera gradualmente.
El euro subió con fuerza un centavo de dólar y superó los 1,38 dólares después de que el BCE decidiera mantener su tasa de interés rectora y que Draghi evaporara las expectativas de próximas bajadas y nuevas medidas no convencionales para ampliar la liquidez.
La inflación interanual de la zona del euro se mantuvo en el 0,8% en febrero, como en enero, frente a la desaceleración que preveían los expertos.
La Eurozona creció en el cuarto trimestre de 2013 un 0,3%, frente al trimestre anterior, y han mejorado los indicadores de confianza, recordó el presidente de la entidad monetaria europea.
El BCE revisó a la baja una décima los pronósticos de inflación para 2014, hasta el 1%, frente a las previsiones de diciembre del año pasado, y dejó inalteradas las de 2015 en el 1,3%. Además, el BCE prevé una inflación del 1,5% en 2016.
Draghi apostilló que en el último trimestre de 2016 la inflación se situará en el 1,7%, nivel que ya se acerca a su objetivo de lograr una tasa de inflación cercana pero siempre por debajo del 2%. Asimismo, el BCE revisó al alza una décima sus previsiones de crecimiento hasta el 1,2% para 2014, en comparación con los cálculos de diciembre del año pasado.
El BCE prevé que la economía de la zona del euro crecerá un 1,5% en 2015 y un 1,8% en 2016. Según Draghi, los riesgos para el crecimiento son a la baja y están relacionados con los cambios en los mercados financieros globales y en las economías de mercado emergentes, así como los acontecimientos geopolíticos, que pueden afectar negativamente a las condiciones económicas.
Otros riesgos a la baja incluyen una demanda interna más débil de lo esperado y un crecimiento de las exportaciones menor, así como una implementación insuficiente de las reformas estructurales en los países de la zona del euro.