11º-18º
miércoles | 8 mayo | 2024
“Reconozco lo que hice, pero no puedo reconocer lo que no pasó”. En estos términos se justificó ayer en la Audiencia Provincial el vecino de Cee acusado de haber entrado, en marzo de 2011, en casa de una vecina octogenaria de madrugada y haberla sometido por la fuerza a tocamientos de índole sexual. El treintañero, que se enfrenta a una petición de condena de 18 años de cárcel por agresión sexual y robo, admite que aquella noche se coló por la ventana de la víctima y que acabó eyaculando sobre su cama, pero niega haberle introducido el pene en la boca o los dedos en la vagina.
Según su versión, aquella noche escapó por la ventana de su casa al encontrarla llena de humo –afirma que se dejó una sartén al fuego–; iba desnudo, explica, porque había usado sus prendas para sofocar el fuego, y acabó entrando en el piso de abajo a través del patio de luces. “No sé qué me pasó. Salté encima de ella y le tapé la boca con una camiseta. Con la mano derecha le tapé la boca y con la izquierda me masturbé”, reconoce, para luego asegurar que “nunca” intentó hacerle daño.
El hombre encuadra sus actos en la bebida y la cocaína que había mezclado con su medicación, pero la víctima niega que su atacante –al que no reconoció hasta que este confesó los hechos– oliera a alcohol. En su comparecencia de ayer ante el tribunal, la mujer fue tajante a la hora de relatar todos los abusos a los que se vio sometida, antes de que el agresor le pidiera dinero y le advirtiera de que había prendido fuego al piso de arriba.
