Muchos lo creían imposible, por aquello de que el coruñés o pasea o va en coche, pero la realidad es que las bicicletas ya son las dueñas de las calles. Con traje y maletín cruzado a la espalda, uniforme del colegio o ropa cómoda de fin de semana. La estampa de los usuarios es de lo más variopinta. Porque, dice el Ayuntamiento, que se ha producido un cambio cultural. Lástima que no incluya la cultura vial.