Primero, como en el resto del estado español, fue sorpresa pero luego incertidumbre era la sensación que poco a poco se adueñó de los miles de vecinos del área metropolitana. Lo que en principio era un incidente que es más o menos esperable en lo cotidiando fue dando paso a una impresión de desasosiego ya que las noticias de que la luz se había ido al mismo tiempo en lugares tan distantes no invitaba a la tranquilidad.
La gente, por ejemplo, en el núcleo bergondés de Guísamo salía a la calle para preguntar a los convecinos si les afectaba la misma deficiencia. La respuesta era siempre la misma: “sí”. Los empleados de una carnicería situada en la avenida principal, según pasaban las horas, temían que la ausencia de energía eléctrica echase a perder la totalidad de la mercancía.
Una de las primeras autoridades locales en alarmarse ante este insólito acontecimiento fue el alcalde de Culleredo, José Ramón Rioboo. Alrededor de las 14.30, dos horas después de que tuviese lugar el apagón emitió un comunicado en el que realizaba un llamamiento a la población a mantener la calma.
“O rexedor contactou en primeira instancia co director do aeroporto de Alvedro para coñecer a situación e poñer a disposición a colaboración precisa. O director confirmou que o aeródromo conta cos grupos electróxenos necesarios para afrontar o que está sucedendo”, apuntaban desde el Gobierno local, clarificando que la seguridad de la infraestructura aérea les estaba preocupando sobremanera.
Rioboo también se puso en contacto a lo largo del día con los mandos del puesto de la Guardia Civil y de la Policía Local para garantizar su coordinación. Además pidió a los conductores que extramasen las precauciones, especialmente en las intersecciones, y que se siguiesen todas las indicaciones de las fuerzas de seguridad. Las actividades sociales y deportivas que se iban a desarrollar por la tarde fueron todas clausuradas
En el Ayuntamiento de Abegondo, la jornada laboral en el consistorio se dio por finalizada coincidiendo con el apagón. En Oleiros, la web municipal y la radio local dejaron de funcionar prácticamente de inmediato, mientras que los establecimientos comerciales, salvo la hostelería, fueron cerrando sus puertas ante la imposibilidad de realizar cobros, salvo en metálico.
La movilidad en el área coruñesa apenas registró incidencias salvo retenciones puntuales por la afectación a la red semafórica de municipios como Cambre, Culleredo u Oleiros. Pero el transporte metropolitano operó con normalidad, e incluso la tarjeta de TMG se pudo utilizar como de costumbre, como explicaron distintos usuarios.
En las paradas de autobuses, los viajeros comentaban la posibilidad de que no funciosen las tarjetas, por lo que muchos preparaban el efectivo para poder acceder. Otros aseguraban que era notorio cierto retraso en algunas líneas, aunque los conductores negaban este extremo.
En ayuntamientos como Cambre cerraron comercios e incluso supermercados y locales de hostelería “por no poder atender a los clientes en condiciones”, detalló un empresario de O Temple.
En un primer momento, vecinos y comerciantes se asomaron a las ventanas o salieron al exterior de sus negocios para saber si era un problema individual, una avería o algo más amplio, como comprobaron después. “Si esto continúa así, si que va a ser un problema porque la gente no está acostumbrada a llevar efectivo”, comentaron también desde O Burgo.