Hay delincuentes para los que la prisión de Teixeiro no es más que una pensión o un retiro en el que pasar unos días entre delito y delito y que no contemplan la posibilidad de llevar una vida más normal. Es el caso de un lugués de más de 40 años que lleva semanas convirtiéndose en un dolor de cabeza para la Policía Nacional y, sobre todo, para los comerciantes cuyos escaparates revienta. El día viernes fue detenido por última vez y puesto en libertad tras comparecer ante un juez pero las autoridades ya lo consideran sospechoso de varios robos.
La Policía le había detenido en la madrugada del jueves pasado tras robar en varios locales, entre ellos una peluquería en la calle Posse, en Cuatro Caminos, y ya había sido detenido la semana anterior por irrumpir precisamente en otra peluquería en la avenida del Ferrocarril. Al detenido se le atribuyen más de una docena de hechos. Desde principios de mayo ya ha sido detenido en cinco ocasiones en A Coruña, y ha tenido dos ingresos en prisión, pero siempre ha salido rápido, con estancias de dos semanas o inferiores. La semana pasada fue puesto en libertad el miércoles, y el jueves por la noche actuó de nuevo.
Lo cierto es que muchos de sus arrestos se producen in fraganti. El mes pasado, y gracias a la colaboración ciudadana, la Policía Nacional llegó a detener a doce personas, puesto que la mayor parte de estos individuos trabajan por parejas pero el lugués suele actuar en solitario. Su método no es sofisticado: rompe la luna del negocio con cualquier objeto contundente, acaba el trabajo a patadas, se introduce en el negocio en busca de la caja registradora y/o de cualquier objeto de valor y luego se da a la fuga.
No es un modus operandi original. De hecho, es el mismo que la mayor parte de estos pequeños delincuentes que tantos daños a la propiedad causan en A Coruña. Lo que caracteriza al lugués es su actividad frenética, que sorprende incluso a veteranos policías. En cuanto sale de la cárcel, saben que se producirá una nueva ola de robos.