Los gigantes a cuyos hombros se subieron las pymes TIC de A Coruña

Los gigantes a cuyos hombros se subieron las pymes TIC de A Coruña
la sala de demostraciones del Centro de Investigación de Tecnologías de la Información y la Comunicación, en Elviña | AEAC

La ciudad ha superado la primera criba para convertirse en la sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (Aesia) desbancando a Santiago y a Ourense y constituyéndose en la candidata gallega. Lo que ha desequilibrado la balanza a su favor no ha sido otra cosa que la gran cantidad de empresas de Tecnología de la Comunicación y de la Información (TIC) que se encuentran radicadas en el área metropolitana, más que en cualquier otra parte de Galicia. Y esto tiene su razón de ser. 
La gran mayoría de las empresa TIC son pymes, (con menos de 250 empleados, aunque algunas, como Altia, superan el millar) que han crecido a la sombra de los gigantes de otros sectores, que necesitaban sus servicios para encarar el proceso de digitalización en el que se embarcaron ya desde los años noventa. Unión Fenosa (antes de su compra), Calvo, Caixa Galicia y el Banco Pastor, a los que luego se unieron R, la refinería de Repsol, o Estrella Galicia, y finalmente, el gran demandante: Inditex. Algunos ya han desaparecido, como Unión Fenosa, pero de ella salió Soluciona, que ahora está integrada en Indra, y que aún tiene 1.800 empleados en A Coruña, así que su efecto no ha desaparecido. Actualmente hay 731 empresas de este sector ubicadas en el área coruñesa, mientras que el área de Vigo son 686, y en Santiago,  325, según los datos del observatorio Osimga.  El sector TIC coruñés facturó en 2020 más de 990 millones de euros según los datos del informe Ardán. 


Las páginas web, los sistemas de las cuentas, la seguridad, los medios de pago, el soporte a las tiendas... Todo  tenía que ser provisto por las TIC. Solo en R había 200 sistemas de información diferentes. Fue la gente que aprendió y se formó en otras empresas la que creó la suya propia, especializándose en alguno de los segmentos y ofreció sus servicios a la Xunta (que contrata mucha en Galicia) y Madrid.


Actualmente, la demanda ya llega de todas partes del mundo, porque supera con mucho a la oferta, no hay capacidad tecnológica. “La gente espabilada ya no trabaja solo para los clientes locales, sino para todos los demás”, comenta Antonio Rodríguez del Corral, presidente del Clúster TIC.
 

Él, por ejemplo, recuerda que cuando acabó la carrera en el 92 ya existían varias empresas. Tras un año en Londres y Madrid, en el 93 ya existía un sector TIC potente, con empresas señeras. Este fue por este motivo por el que se creó el proyecto del Parque Ofimático: simplemente, no había un buen parque de oficinas en A Coruña, aunque después acabará convirtiéndose en una nueva zona residencial. Ahora la Ciudad de las TIC, en la antigua Fábrica de Armas, toma el relevo, en un proyecto liderado por la Universidad. En este sentido, el propio Rodríguez reconoce que “hemos tenido suerte: la Universidad ha evolucionado mucho. Antes del 2000 nos quejábamos que salían con conocimientos anticuados, pero ahora salen con másters de lo último, aunque no conseguimos retenerlos a todo”. 
 

El futuro 

En cuando a 2023, como todo, la digitalización no puede parar, aunque puede ir más rápido o despacio. Los clientes españoles pueden frenar un poco la demanda de servicio, pero por le momento lo que no notan es que el ritmo de crecimiento se estanca.
 

“Ya no crece un 20%, como ocurrió el año anterior, pero la digitalización es una de la maneras de afrontar las crisis. Los fondos europeos todavía están sin gastar en su mayor parte y muchos son en TIC, y aunque 2023 no va a ser un año de crecimiento global no va a ser un mal año para el sector TIC”, vaticina Rodríguez

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