La subdelegada del Gobierno, María Rivas, reveló que fue la expareja del detenido por el crimen de violencia de género en la Sagrada Familia la que alertó a las autoridades. El hombre, de 61 años, había matado a su esposa, Maritza, de 49 años, en su piso de la calle San Isidoro de varias puñaladas, sin que nadie se diera cuenta. Después de consumar el crimen, llamó a su expareja para confesarle lo que había hecho. Ella llamó a la Policía Nacional, que se personó en el lugar de los hechos y realizó la detención. 

Rivas también confirmó en RadioVoz que la víctima se encontraba bajo la protección de sistema de VioGén. Había sido agredida en septiembre del año pasado por el detenido, pero se activó lo que se denomina "protocolo cero". Es decir, que ella no lo solicitó, sino que actuaron las autoridades. SIn embargo, el riesgo era no apreciado, y ella siguió conviviendo con su marido. No fue hasta el domingo pasado, que pasadas las seis y media de la madrugada, que tuvo lugar el desenlace falta: Maritza, madre de cinco hijos (que se encuentran en Perú) recibió "docenas de puñaladas" y murió.