El centro Pascual Veiga pide colaboración para seguir su labor

El centro Pascual Veiga pide colaboración para seguir su labor
Los usuarios del Centro Ocupacional Pascual Veiga muestran los productos que elaboran | Pedro Puig

La Asociación Pascual Veiga ofrece a personas con diferentes capacidades herramientas que contribuyen a su desarrollo personal, social y laboral. Fundada en 1991 por las familias, presta apoyo en diversas áreas.


Desde el centro ocupacional con el que cuenta en la calle Vila de Laxe, cedido por Afundación y el Ayuntamiento, realiza actividades que buscan desarrollar la autonomía personal de los usuarios, favorecer su conocimiento del entorno y prepararlos para la vida laboral.


Para ello se organizan talleres de diferentes temáticas, como estarcido, papelería o terapia ocupacional. Destaca el programa Móvete Pascual, que engloba actividades deportivas y es financiado por el Ayuntamiento.


La monitora de uno de esos talleres, concretamente el de estarcido, es Teresa López, que se ha ocupado también de coordinar las medidas de seguridad necesarias a causa del covid-19. Afirma que esta situación de pandemia ha generado más gastos para la asociación, debido a que el centro ha tenido que contratar más profesores para realizar talleres en grupos reducidos. Añade que el gasto en limpieza y desinfección también se ha incrementado.


Por este motivo, pide a las entidades privadas que se animen a contribuir a su labor. Al tratarse de una entidad pequeña, señala que cualquier ayuda supone un gran avance. El centro es subvencionado por la Xunta, que aporta una cantidad por usuario. Pero los gastos, señalan, son ahora más grandes que las subvenciones que reciben.

 

 

Una veintena de usuarios


Pascual Veiga cuenta en la actualidad con 21 usuarios, cuyas familias aportan una cuota mensual, y 7 profesionales. Participa en eventos de cara al público con frecuencia. Un ejemplo es la feria de autónomos, donde exponen los productos que elaboran.  Además, trabajan con la Xunta colaborando en la elaboración de la Cesta Benvida, para la que realizan cada año unas 3.000 muselinas por las que la asociación recibe una remuneración que le ayuda a financiarse.


Este es solo uno de los ejemplos de los proyectos que Pascual Veiga realiza. Antes de la pandemia llegaron a tener un grupo de música surgido de uno de los talleres, que tuvo una gran acogida. La asociación lleva ofreciendo formación y sirviendo de apoyo a las familias desde hace más de veinte años. 

El centro Pascual Veiga pide colaboración para seguir su labor

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