Terence Fisher, 1959

Peter Cushing, André Morell, Christopher Lee, Marla Landi

87 min.

Una maldición persiste en la casa Baskerville, de Devonshire, desde hace siglos. La vileza de uno de sus antepasados, que violó y asesinó a una mujer, ha provocado que la desdicha caiga sobre los herederos, atacados hasta la muerte por una criatura que vaga por las noches en sus pantanosos terrenos. Tras un nuevo fallecimiento en extrañas circunstancias, el albacea familiar contrata al famoso detective Sherlock Holmes para esclarecer los hechos y velar por la seguridad de sir Henry, la nueva cabeza del clan Baskerville.

Al contrario de lo que pudiese parecer razonable en la Hammer, Fisher decide desterrar en esta adaptación del clásico de Conan Doyle los elementos sobrenaturales del relato, lo que no le impide construir un ambiente de recargada ambientación gótica, en la mejor tradición literaria-cinematográfica británica. Aunque la taquilla no acompañó a los Baskerville, si dio oportunidad a Christopher Lee de lucir su portentosa voz en el papel de heredero, tras una serie de papeles (Drácula, el monstruo de Frankenstein, la Momia) en los que se veía obligado a interpretar más bien con su imponente cuerpo.