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miércoles | 8 mayo | 2024
La proliferación de concesiones especiales al cierre y la estandarización del horario especial como medida complementaria a las celebraciones especiales acostumbran a dejar una repetida sensación de alegría tanto en el sector de la hostelería tradicional como en el del ocio nocturno. Sin embargo, las navidades de 2023 han logrado una marca que parecía difícil de superar: situarse a la altura o incluso por encima del récord marcado en 2022, cuando los coruñeses se lanzaron a los bares y los pubs para las primeras fiestas de diciembre totalmente libres de restricciones.
Tanto en la restauración como en la fiesta existe el convencimiento de que la diferencia entre ambos resultados la marcan los 18 días de horario ampliado de 2022, frente a los 24 de 2023, seis jornadas más para funcionar a pleno rendimiento. “Hablamos de un balance, en términos generales, algo mejor que el del año pasado, y la ampliación de horario ha sido la ayuda fundamental para conseguir esos números”, explica Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña. “Es algo que está funcionando muy bien, que la gente acepta y que, quitando las quejas de algún vecino, lo que provoca es que se mejore el servicio al ciudadano y se genere empleo”, añade.
Responsable de negocios tanto en el día a día como en la noche, Emilio Ron, gerente del grupo Tortoni y el Cine París, le pone un ‘pero’ a ese volumen de ingresos: la subida de los costes y, con ello, una rentabilidad no tan exacerbada. “A nivel recaudación puede que hayamos estado por encima, pero la rentabilidad es menor. Ahora toca reiniciar el proceso y ver lo que viene de cara a los próximos meses”, subraya.
El hostelero, no obstante, coincide a la hora de apuntar a la ampliación de horario como clave para ese éxito: “Ha sido la normalización de las navidades pospandemia y el horario ampliado, como todo lo que hace el Ayuntamiento para fomentar la hostelería, es positivo. De todos modos, las tasas deben ir adecuadas a la realidad”.
Uno de los establecimientos tradicionales de la zona del Orzán, Lolita Bar, ha detectado un incremento tanto en el flujo de clientes como en el gasto medio realizado por los mismos. Y nuevamente la explicación pasa por esas dos horas de gracia. “El pico de facturación pega un salto y el flujo de clientes es mayor, así que esas dos horas vienen muy bien porque potencian el beneficio: la gente ya está ‘liada’ y sigue la noche”, indica Sergio Marentes. “La gente ha gastado más en ocio, posiblemente hablamos del primer año de verdad pospandemia”, agrega el empresario, quien pone el acento también en el creciente hábito del ‘tardeo’ y las fiestas con reserva previa, bajo lista y a precio cerrado.
Beneficiado también por un acuerdo previo a Fin de Año, cuando vendió casi todo el aforo disponible de un plumazo y a un solo cliente, Carlos Pereiro encuentra el ‘pero’ a los 24 días de ‘cuento de hadas’ en los rezagados de la hostelería tradicional. “Hay gente que va a tomar la primera copa por ahí y a veces, como cierran más tarde esos sitios, no nos venían a los de copa de última hora”, finaliza el también responsable de la taberna O Faiado.
