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miércoles | 29 mayo | 2024
Las ganas por entrar en una discoteca o estrenarse en el ocio nocturno de manera prematura parecen haber llevado a los jóvenes a desafiar las reglas del juego e incluso el Código Penal. La suplantación de identidad, falsificación de carnés y demás argucias han pasado de episodio anecdótico a encender las alarmas entre los propietarios y controladores de accesos en los pubs y discotecas.
Si bien los intentos por saltarse la limitación de edad son antiguos como la noche en sí en este caso puede decirse que la evolución tecnológica se ha puesto al servicio de la picaresca: desde la inteligencia artificial a impresoras en tres dimensiones que desafían a quienes tienen que velar por la seguridad. Luis Diz, presidente de Galicia de Noite y gerente del grupo Pelícano, hace un llamamiento a la prudencia y el control desde el propio hogar. “Llevamos más de un año con esta problemática y ya nos hemos reunido varias veces con la Policía Nacional”, afirma. “El pico viene en fiestas puntuales, como Halloween, carnavales o navidades, y los padres parece que olvidan su responsabilidad como tutores legales”, añade.
Y es que tanto la ley como la carga de trabajo reducen notablemente la capacidad de actuación del controlador de accesos, que debe cercionarse de la validez de la identificación y comprobar si se corresponde con el cliente, todo ello en segundos y para un aforo de en algunos casos mil personas. Si existe sospecha debe prohibir la entrada y acudir a la Policía Nacional. “No es normal que un chaval de 15 años esté en la calle hasta altas horas sin que los padres lo sepan, pero es que para nosotros es prácticamente imposible lidiar con esto: te vienen con fotos en el carné de cuando tenían 12 o 13 años, y tampoco puedes pararte a dar fe de que son ellos”, subraya Diz. “Muchos padres piensan que esto es una guardería, pero no puedes pasar la responsabilidad al empresario. Se están quedando niños fuera de los locales, a horas intempestivas y con las barbaridades que están pasando que nos encogen el estómago”, añade el empresario.
La metodología para engañar a las puertas de la discoteca tiene toda una infraestructura detrás, que muchas veces comienza en las aulas de los institutos, tal y como reconoce Alejandro, un joven que en sus últimos años de instituto convivió con esas prácticas: “Hay gente a la que pagas 20 euros y te hace un carné modificado, con plastificado incluido, y otros que incluso te consiguen un carnet de verdad, nuevo”. Por su parte, un tocayo suyo que ya cursa segundo año de Derecho, cree que es más inteligente la alternativa tradicional. “Está castigado severamente por la ley y es mucho más fácil prestar el DNI”, indica.
Incluso el plan B ha incentivado la creatividad de quienes desean por todos los medios acceder a los locales antes de tiempo. Luis Diz se las sabe y las ha visto de todos los colores. “Los chavales son mucho más avispados y la tecnología ha avanzado mucho, pero también hemos visto cómo los que entran tiran por la terraza su carné para que lo usen los que esperan abajo”, dice.
La Policía Nacional ha mantenido ya varias reuniones con los empresarios de la noche, muy preocupados por la tendencia y sus consecuencias. “Pongo el ejemplo de la sesión light: no se puede vender alcohol, pero llegan bebidos al local; nos preguntamos dónde están los padres en estos casos, porque luego vienen si alguno se queda fuera y te monta un jaleo”, lamenta.
Lo que en ocasiones puede parecer hasta una gracieta responde en realidad a un delito tipificado en el Código Penal, según advierten fuentes policiales: “El artículo 400 bis del Código Penal lo tipifica como falsificación documental, independientemente de ser una modificación del documento o suplantar a otra persona”.
Afirman, incluso, haber detectado casos de acceso a la dark web para conseguir, vía inteligencia artificial, simplemente un billete para una noche de fiesta. Sin embargo, la resaca puede ser de muy mal gusto. En unos meses, además, la ley permitirá a muchos de ellos acceder desde los 16 años.
