Julia Navarro: “Para mí escribir es como hacer un viaje al fondo de los claroscuros del ser humano”

El desarraigo, la falta de sentimiento de pertenencia y los choques de las culturas occidental y oriental marcan “De ninguna parte”, la última novela de Julia Navarro, una obra de “acción para reflexionar”, que presentó ayer en la librería Bululú.

¿Cómo surgió la idea de la obra?

Se escapó de la primera página de los periódicos. Hace ya décadas que el terrorismo yihadista ataca a Europa, los atentados en Madrid, Barcelona, París, Berlín... en fin, está ahí. Yo siempre escribo haciendo preguntas: ¿Por qué sucede lo que sucede? ¿Por qué es así lo que hay entre Oriente y Occidente? Es una forma de reflexionar en voz alta, usando los personajes, buscando esos porqués. No tengo la respuesta, pero es una forma de plantear preguntas.

Refleja ese choque cultural entre Oriente y Occidente, una barrera que sigue vigente mientras hablamos de un mundo global.

Claro, queremos un mundo más global y es verdad que las nuevas tecnologías nos dan la posibilidad de la globalización. Pero luego hay otra realidad. La realidad es que no es verdad que estemos quitando barreras, las ponemos. Lo que pasa en Calais es vergonzoso, que haya gente que esté perdiendo la vida cruzando el Canal de la Mancha es algo que, como europeos, nos debería avergonzar. Que haya personas en la frontera entre Bielorrusia y Polonia viviendo un infierno en su intento de entrar en Europa, y que no se lo permita es algo de lo que nos deberíamos de avergonzar. Una cosa son las palabras y otras los hechos. La Europa de las libertades existe para los europeos, pero es una Europa que pone muros y tiene campos de refugiados. Esta obra trata de ser una novela de acción para la reflexión de alguno de los problemas que tenemos como sociedad. ¿Por qué esa brecha entre Occidente y Oriente provoca que haya una especie de odio e ira por parte de un sector de Oriente? Una ira y odio que se traduce en atentados. Otro problema es que no se dan respuestas al problema de las migraciones, no los tratamos con dignidad, y la prueba es Calais.

¿Es difícil crear un personaje como Abir y ponerse en su piel?

Me costó mucho, porque no es fácil meterse en la piel de alguien que es un terrorista. La vida de Abir cambia un amanecer, con un comando israelita, que busca a un yihadista en su casa, hay un tiroteo, mueren sus padres y, ahí, su vida salta por los aires. ¿Que hago con el personaje? Intento explicar por qué un adolescente, que soñaba con ser ingeniero, termina siendo terrorista. No lo justifico, pero explico cuál es su recorrido vital. Ha sido un personaje complicado de construir

No es el leitmotiv, pero vuelve a apelar al peso de la conciencia.

Es una constante. A veces se puede seguir los leitmotiv de un escritor a través de sus preocupaciones, que se reflejan en los libros. En mí es muy fácil ver el nexo de unión de las obras. La historia es distinta, los personajes también, pero hay cuestiones que afloran y el peso de la conciencia es uno de ellos, porque me interesa indagar en la condición humana. Para mí escribir es hacer un viaje al fondo de los claroscuros del ser humano.