Octava parte de las Curiosidades Coruñesas. Se emite una Provisión el 11 de diciembre de 1545 en Santiago. Sobre la llegada del Rey al Puerto de La Coruña, entre otras cosas dice:
Diego López de Sarmiento y de Velasco, conde de Muela, del consejo de su majestad su gobernador, capitán general en este Reino de Galicia. Alcaldes mayores, hacemos saber que su alteza, por una cédula firmada de su real nombre, librada en la villa de Valladolid a 27 de Noviembre de este año. Nos ha hecho saber el Emperador que ha determinado venir a estos reinos. Vienen asimismo las serenísimas reinas doña María y doña Leonor.
No se sabe sí su majestad vendría a desembarcar; dudan que el tiempo le llevase al puerto de la ciudad de La Coruña. Mando con diligencia para el caso que su majestad aportase, esté previsto de lo necesario. Bastimentas, cabalgaduras, provisiones, acémilas y otras cosas, se aderecen los caminos y proveer los lugares.
Según la cédula de su majestad contiene la cual por nos fue obedecida. Confirmando de vos que haréis lo que en ella se contiene. Mandamos dar esta carta y vayáis a las ciudades de La Coruña y Betanzos. Se junten las justicias y regidores, notificáis y hacéis saber: Tengan bastimentas precisas, conforme lo mandado por su alteza. Se avengan a la noticia del desembarco de su majestad, haciéndolo saber a esta Real Audiencia, para que todo se cumpla.
En las ciudades, sus términos, jurisdicciones y lugares, hagáis cala y memoria, ante escribano público, del pan de trigo, centeno, cebada y avenas que hubiere en los lugares, juntamente con la justicia de los pueblos, a la cual, mandamos se junte con vos y hagáis inventario de las cabalgaduras de caballos y acémilas que haya en las partes donde fuereis y en las jurisdicciones de las ciudades. En el desembarco de su majestad ninguna persona que tuviese pan, vino, vacas, carneros, cabras y cabalgaduras. No las vendan ni truequen ni saquen de estos lugares, ni se deban llevar en manera alguna, sino fuesen del dicho pan, vino y carnes para comer a sus usos propios y necesarios, lo cual se manda que así cumplan, bajo pena de 20 mil maravedíes para la cámara de su majestad.
En la muy noble ciudad de La Coruña, estando en regimiento los señores Diego López de Haro, corregidor por su majestad; Rodrigo de Meiranes; Fernando de Freijomil; Sánchez de Párrega; regidores y Gonzalo; uno de los dos procuradores generales de la ciudad.
Nombraron por fieles y veedores de la casa del vino y aceite que se vende en esta ciudad a Francisco Fernández de Camaño y a Xerónimo Millán, que entre ambos den y acudan con lo que valieren, a los jueces de este regimiento. Cada 15 días den cuenta de la dicha casa y le dieron poder en suma para la obra y el dinero sobre fianza quede en vos Fernández, lo tenga en su poder y Xerónimo Millán, el libro de la obra.
Capitán general de su majestad, dice: Se mande limpiar y sacar la tierra de la entrada de los astilleros (de la Palloza) que hay mucha necesidad. Se saque, lo mande a toda brevedad para hacer el baluarte. No hay necesidad de tanta tierra como allí está. Manden dos pedreros que vean la tierra para la obra necesaria; que manden poner el puente y no entorpezca la botadura de las Naos. Cumple así al servicio de su majestad y al despacho de la Armada.
Se envían a La Coruña 300 hombres para repartir en la defensa del coto, quedando en la ciudad 150. La Coruña tenía 6.383 vecinos en dicho año. Los soldados se repartieron a la feligresía de Santa María 25 efectivos, San Nicolás, 65; en San Jorge, 45; y el inacabado fuerte de San Antón, otros 15 hombres.
Acuerdos del concejo del 4 de mayo de dicho año. Estando en Regimiento los muy magníficos señores, licenciado Diego López de Haro, corregidor de la ciudad y jurisdicción por su majestad; Fernando de Freijomil; Rodrigo de Meiranes; Diego de Quiroga; Sánchez de Pareja y Pedro Montoto, regidores de A° Catoira; y Gonzalo da Xenea, procuradores generales. Estando juntos en su regimiento y entendiendo de las cosas tocantes al servicio de su majestad y al bien común de la República.
Dijeron y mandaron que, para el domingo que viene, se lidien tres toros en la plaza de la ciudad donde está el cadalso (Plaza de Palacio) por homenaje a la honra y alzamiento del pendón por el rey don Felipe nuestro señor, los cuales mandaron que los toros se diesen a Bartolomé Xogo y a los demás carniceros de la ciudad. Acordando que se mande a Santiago por las trompetillas de la capitanía y se haga regocijo del alzamiento del pendón por el rey don Felipe nuestro señor.
Mandaron que el sábado que viene se pregone que los vecinos de esta ciudad, el domingo a la noche, pongan lumbreras en las ventanas de sus casas y también en las calles. Los vecinos de esta ciudad, escribanos, mercaderes y otras personas particulares, salgan con el pendón a caballo cada uno lo mejor que pudiere y lo mismo que las taínas y galeones salgan los maestros de ellas con regocijo de tanta gente.
Se vio una petición del guardián de Santo Tomás de esta ciudad, que se le dé tres mil maravedíes para comprar pan, los cuales se librasen de los derechos que los franceses deben a la ciudad del pan. Hay muchas historias curiosas.