Los abucheos al Presidente

Cuando el presidente del Gobierno llegó al Paseo de la Castellana para asistir a la celebración del Día de la Hispanidad fue recibido con gritos y abucheos por un público apostado a cierta distancia.


Naturalmente, cualquier español puede discrepar de la gestión del presidente y reprocharle sus mentiras, sus incoherencias, sus contradicciones y el caos que parece instalado en su Consejo de Ministros. La libertad de expresión forma parte de la esencia de la democracia y los ciudadanos tienen derecho a ejercerla.


Pero el sonoro y grosero abucheo de un grupo de ciudadanos es reprobable porque ese no era ni el día, ni el marco para mostrar la animadversión al presidente. En la Fiesta Nacional procede respetar las instituciones representadas por las autoridades -él es la segunda-, las Fuerzas Armadas y participar, cada uno a su manera, en los actos conmemorativos de un día tan señalado que forma parte de la identidad colectiva.


Aunque esa identidad no sea compartida por todos, porque la conmemoración está sometida últimamente a un revisionismo alentado por dirigentes de varias naciones americanas. El almirante Colón, héroe durante cinco siglos, lleva 20 años tratado como un villano desde que Hugo Chávez empezó el acoso y derribo a su figura, que también secundan políticos populistas españoles.


El presidente mexicano es el que más insiste en que España y la Iglesia Católica pidan perdón por hechos acaecidos durante la conquista y colonización y este año también ejercieron de revisionistas los presidentes de EE. UU, Joe Biden, que hablo de “las atrocidades de los exploradores europeos”, y Pedro Castillo de Perú, que en su toma de posesión criminalizó a España delante del Rey Felipe VI, presente en el acto.


López Obrador debería saber que los españoles se comportaron mejor con los aborígenes que los mayas y aztecas, que los mataron a miles, y a Biden hay que recordarle que en su país exterminaron a los indios y marginaron a los negros. Y a ambos, también al peruano Castillo y a los revisionistas españoles, recomendarles que lean a Juan Eslava Galán. El historiador afirma que “es un error de personas de poca cultura aplicar a personajes del pasado juicios o criterios morales con la mentalidad de hoy. Un tremendo error que incluso cometen los novelistas, pero solo los novelistas malos”.


Volviendo a los abucheos y gritos que recibió el presidente, Alfonso Guerra que suele ser muy crítico con su gestión, en esta ocasión salió en su defensa. “Lo mismo que abuchean a un presidente, dijo, aplauden a una cabra (la mascota de la Legión). Cada uno elige quien le representa mejor”. Y todo indica que los abucheadores de ese día se sienten bien representados por las cabras.

Los abucheos al Presidente

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