Las puertas siguen girando

No se trata de una afirmación gratuita. Esta es una auténtica realidad: las puertas giratorias siguen girando. Algo que se comprueba con el día a día de la marcha o el enganche de políticos que dejan el ejercicio de la vida pública y se incorporan a consejos de administración o empresas que, en su mayoría, tienen participaciones de organismos públicos.


Las puertas giratorias, que no hace mucho tiempo parecían como una forma de compensar al que se había dedicado al servicio de los demás, ahora son la válvula de escape, la salida más que onerosa –pagada con miles de euros- para los que o bien dejaron el cargo por decisión propia– los mínimos-o los que fueron cesados a través del Boletín Oficial del Estado o el correspondiente de su comunidad autónoma.


Las puertas giratorias siguen dando vueltas y vueltas y en su mínimo espacio siempre se cuela alguna persona que en épocas recientes disponía de un cargo público de designación digital. Galicia en este apartado no iba a ser una excepción. Cada vez son más los políticos y las políticas, que, al dejar el cargo público, se suben a la noria de las puertas giratorias para conseguir y alcanzar un puesto muy bien remunerado que le permite hacer otras cosas y que apenas le ocasiona el trabajo diario de cumplir con un horario o tener que presentar resultados al final del año.


La relación es extensa. Van desde ministros hasta altos cargos, pasando por las responsabilidades de dirigir alguna de las consellerías. Todos, ellas y ellos, suelen ocupar cargos de importancia en la empresa privada que dispone de recursos otorgados por parte de los entes públicos. Las puertas giratorias siguen girando. Y nuestros políticos, siempre que pueden, se agarran a su manilla para meterse dentro y salir ocupando un puesto de relevancia pagado con miles de euros. Es el cuento de nunca acabar.

Las puertas siguen girando

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