Las lecciones de Pau Gasol

El firmamento patrio estuvo sembrado de estrellas del deporte en los últimos años. Recuerden los nombres de grandes deportistas del ciclismo, del tenis, del golf, de las selecciones de fútbol, baloncesto y balonmano y de otros deportes minoritarios que nos dieron tantos triunfos y alegrías que acompañarán de por vida a varias generaciones de españoles. Con razón cuando íbamos por Europa sacábamos pecho con la frase, a modo de tarjeta de presentación “soy español, ¿a qué quieres que te gane”.


Por eso hoy traigo a este comentario a Pau Gasol, la estrella rutilante del baloncesto mundial, un deportista ejemplar y gran embajador de la “Marca España”, que la semana pasada anunció su retirada de la competición arropado por su familia y por amigos y baloncestistas que compartieron con él muchas jornadas en la cancha como compañeros o como rivales.


Más allá de su curriculum con un palmarés impresionante de victorias y trofeos conquistados, que ya glosaron todos los medios de comunicación, hay que resaltar algunas lecciones que deja esta “leyenda de los aros”, que son un ejemplo para las viejas y nuevas generaciones.


La primera, su lucha infatigable. “He intentado ser mejor cada día, cada año y no ponerme límites ni dejar que nadie me los pusiera”. Supo armonizar su talento y sus cualidades físicas con el sacrificio, las renuncias y el esfuerzo diario que la alta competición exige a los deportistas. Esa actitud de luchador le mantuvo tantos años en la élite del baloncesto mundial.


En segundo lugar, sobresale por su humildad. Haber llegado a la cima de la gloria deportiva nunca nubló su mente. Que se sepa, jamás perdió los modales de la buena educación y supo celebrar las numerosas victorias sin humillar al rival y encajar las derrotas reconociendo los méritos del contrario.


La tercera lección es el trabajo en equipo. Todo esto fue posible, señaló, porque “he tenido muchas personas que me han ayudado” a los que mostró su agradecimiento recalcando la importancia de todos. Nos recuerda que en la vida ningún logro es posible si de una u otra manera no formas parte de un grupo que te acompaña en los momentos de gloria y te sostiene y ayuda cuando las cosas vienen mal dadas.


Como última lección, supo retirase a tiempo. “No me quería retirar con muletas” y cumplido el objetivo de que “mi hija viera jugar a su padre…”, consciente de sus fuerzas, se va siguiendo la regla de marchar siempre cinco minutos antes de que estorbes, de que te echen o de dar lástima arrastrándote profesionalmente.

Son las lecciones de un caballero del deporte, aplicables a todos los ámbitos profesionales –de la empresa, de la política, de la enseñanza…– que él supo impartir con grandeza.

Las lecciones de Pau Gasol

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