La conciencia

La conciencia es individual e intransferible, de manera que es difícil regularla a golpe de ley salvo para garantizar la libertad de conciencia.


Por eso me parece a mí que la ministra Irene Montero no puede meterse en conciencias ajenas, es decir obligar a ningún médico a llevar a cabo un aborto en contra de su conciencia. Pero como la ministra es muy echada para adelante, y además Pedro Sánchez hay batallas que se deja ganar por Podemos, puede que en el duelo entre Irene Montero y la titular de Sanidad, Carolina Darias, al final resulte ganadora la señora Montero.


Y es que la Ministra de Igualdad defiende que la objeción de conciencia de los médicos no puede estar por encima de la voluntad de una mujer de abortar y por tanto quiere regular ese derecho de los médicos. Por su parte, la ministra Carolina Darias con buen tino y prudencia se niega a recortar el derecho a la objeción de conciencia de los médicos.


Vaya por delante que soy una firme defensora de que las mujeres puedan interrumpir un embarazo sin que eso añada más sufrimiento a la ya difícil decisión de hacerlo, pero de la misma manera que defiendo este derecho defiendo la objeción de conciencia de los médicos.


Si, es difícil el equilibrio entre ambos derechos pero no me parece imposible.


De lo que tampoco tengo duda es que si una mujer acude a un centro hospitalario público para abortar debe de contar desde el minuto uno con el respeto de médicos y enfermeras, y si no hay nadie en ese centro que quiere practicar la interrupción de un embarazo los poderes públicos tienen la obligación de facilitarle otro centro donde si se pueda llevar a cabo con todas las garantías.


Sin duda, es un debate interesante para los juristas ya que se trata de discernir entre la colisión de dos derechos, aunque supongo que el Estado tiene que tener limites a la hora de organizar las conciencias individuales.

La conciencia

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