Podemos rehúye hablar de Afganistán

en términos políticos, los dirigentes de Podemos han pasado el mes de agosto hibernando. La gravísima crisis humanitaria generada por la caída de Kabul en manos de los talibanes no alteró las vacaciones de Irene Montero, ministra de Igualdad y gurú oficial de la causa de las mujeres.

El ominoso destino que aguarda a las mujeres y niñas afganas sobre las que está a punto de caer el velo de acero de la “sharia” -la ley islámica que las relega a simples objetos- no despertó la atención de la señora ministra más allá de un tuit. Y lo hizo para hablar de las “injerencias extranjeras” en aquel país –en referencia a la presencia de los EEUU y demás miembros de la OTAN que han tratado de asentar un proyecto de democracia– porque, según su decir: “el camino de la guerra y su alianza con la industria militar siempre acaba con la paz de las mujeres”.

Teníamos a una geoestratega de primer nivel y no nos habíamos dado cuenta.

Ni de ella ni de algún miembro o “miembra” de la abultada nómina de asesoras empotradas en el Ministerio –doctas algunas hasta en el cuarto sexo– se ha conocido un solo gorjeo denunciando el adverso destino que el régimen talibán reserva a los homosexuales. Ni una palabra sobre la horda que se ha hecho con el poder en Afganistán acabando con las libertades civiles. Quizá porque levantar la voz contra los talibanes sería tanto como pedir a los Estados Unidos que siguieran en el país y no abandonasen a los afganos –mujeres, niños y hombres– en manos de quienes ya han proclamado que el país se regirá por la “sharia”, una interpretación extrema de la ley islámica que aplicado como código de conducta abre las puertas a gravísimas violaciones de los Derechos Humanos. No sólo para las mujeres, pero sobre todo para ellas porque en Afganistán se ha iniciado la cuenta atrás para regresar a la Edad Media.

De ahí lo retorcido del enfoque de la ministra de Igualdad. La cosa tiene su aquél si recordamos sus proclamas y las de otros dirigentes de Podemos antes de llegar al Gobierno y situarse en la vida.

Podemos rehúye hablar de Afganistán

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