En ese mundo paralelo que es el futbolístico hay cosas que parece que solo se explican en clave de cabezonería. Lo del Madrid y el PSG con Mbappé, por ejemplo. Uno que se empeña en comprarlo por una millonada cuatro meses antes de poder llevárselo sin dejar un duro en París y otro que se empeña en evitar la venta por darse el gusto de decirle ‘no’ al club blanco y disfrutar de su delantera soñada –Mbappé, Messi y Neymar– algo más que una jornada liguera. El gran presidente castizo contra el jeque catarí. Al final, el jugador es casi lo de menos, esto es una cuestión de poder.