Lo de ser un dictador es lo que tiene, que lo que piensas lo tienen que pensar todos tus ciudadanos y, si no es así, ya saben lo que les queda. Por eso tampoco es tan raro que China haya decidido incorporar la ideología de su presidente, Xi Jinping, a su sistema educativo. Muy aleccionadoras serán esas clases que, según aseguran desde el partido comunista chino, se impartirán para ayudar a los adolescentes a creer en el marxismo. Y el que no crea ya sabe lo que le queda, algún programa de reeducación en un centro de reclutamiento para jóvenes y a seguir haciendo a China grande.