Un Perales al borde de la lágrima entona la balada de su adiós de Cuenca, la tierra que siempre le dio la inspiración

Un Perales al borde de la lágrima entona la balada de su adiós de Cuenca, la tierra que siempre le dio la inspiración

Un José Luis Perales al borde de la lágrima entonó este viernes la balada de su adiós de Cuenca, la tierra que siempre le dio la inspiración, y que también le vio nacer. En un recital de algo menos de dos horas, deleitó a su público con las canciones que más han marcado su carrera.


Con más de 3.700 personas en La Fuensanta, José Luis Perales comenzó a despedirse de Cuenca en un concierto en el que la emoción estuvo a flor de piel, tanto por parte de un público entregado como del propio artista, que estuvo al borde de las lágrimas en algunos de los momentos de la actuación.


En una noche agradable que rozaba la luna llena en el estadio municipal conquense, el cantautor de Castejón hizo un recorrido por su trayectoria musical. Velada de baladas románticas dedicadas a un público que ha seguido la trayectoria de más de cincuenta años de uno de los conquenses más reconocidos y que devolvió con muchísima generosidad todo lo que Perales ha entregado a la música durante este medio siglo.


Repasó el cantante canciones de diferentes épocas y recuperó temas que interpretaron otros artistas como Jeanette, Rocío Jurado y Mocedades. El público coreó y agitó los brazos en los temas más populares, con momentos verdaderamente emotivos.


En uno de los temas la música estuvo acompañada de paisajes fotografiados por el artista conquense Melli Pérez Madero y en la popular 'Que canten los niños', se proyectaron sobre el escenario dibujos de los niños de Aldeas Infantiles Cuenca.


Más de una veintena de canciones sonaron en La Fuensanta durante un recital en el que el de Castejón se atrevió a tocar la guitarra y que terminó con sus ya himnos universales 'Un velero llamado libertad' y una mezcla de 'Y cómo es él' y 'Te quiero', que terminaron de poner en pie a un público conquense que descargó todo su cariño sobre el músico de su tierra.


Pero Perales no quiso concluir esta primera mitad de su despedida del público conquense sin dedicar un poema a la tierra que le vio nacer y crecer. Antes de acabar, el de Castejón dedicó unos versos a la ciudad, a la provincia, destacando sus vinos de La Mancha, su miel de la Alcarria y todas esas bondades que esta tierra le ha dado.


El último verso, cuando estaba cantando 'Te Quiero', no dudó en cambiar el verso final de esta canción para decirle a su público "os quiero como la tierra al sol". Este sábado por la noche, también a las 22.00 horas y en el mismo estadio de La Fuensanta redondeará esta despedida.


PÚBLICO EMOCIONADO
Tras acabar el concierto, al público que iba saliendo del recinto de conciertos de la capital conquense no hacía falta hacerle esa pregunta tan mítica de Perales, '¿y quién es él?'. "Perales es maravilloso", "es grandioso", fueron algunas de las palabras que los asistentes dedicaron al cantautor conquense.


Gente de todas las edades, de Cuenca y sus pueblos y hasta de Guadalajara se habían desplazado hasta la ciudad para no perderse la despedida del artista, en la que, incluso, había chicas de Aldeas Infantiles. "Qué canten los niños" nos ha gustado mucho, porque es una canción dedicada a nosotros, y el concierto en general ha sido muy especial", declararon.


"Una lástima que sea el último, José Luis es el más grande de los grandes. Ha estado fenomenal. Es una pena que se jubile porque canta fenomenal", eran algunas de las declaraciones en las que el público ha coincidido.


Entre algunos de estos espectadores se ha podido ver el surco que había dejado la lágrima durante el concierto. "Es nuestro Perales, es único, grandioso, me ha hecho llorar porque es una persona con una sensibilidad, un poeta auténtico y una fuerza en la palabra que es una belleza", aseguraba otra asistente, añadiendo que "es una pena" que se retire, aunque "es un hombre vital", mostrando su parte alegre porque Perales durante el concierto ha asegurado que, aunque no cante ya más, seguirá haciendo a lo que desde un principio quería dedicarse: a la composición.


Un Perales al borde de la lágrima entona la balada de su adiós de Cuenca, la tierra que siempre le dio la inspiración

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