Pedro Sánchez anda haciendo las américas. Lo suyo es un viaje empresarial, o al menos eso es lo que alegan desde La Moncloa para justificar el ninguneo al que le ha vuelto a someter Joe Biden. De cualquier modo, es evidente que para España es positivo que su presidente se ponga el traje de vender y que se vaya a visitar a esos tiburones de Wall Street (aunque estén lejos de Nueva York) a explicarles lo bueno que sería para ellos invertir en nuestro país. El único problema es que esta gente que maneja el dinero suele estar muy bien informada y lo primero que le han plantado a Sánchez es si tiene intención de cambiar la reforma laboral y si piensa limitar el precio de los alquileres. Es el problema de llegar a EEUU como responsable de un gobierno socialcomunista, algo que se ve agravado por los continuos palos que sus socios le ponen en las ruedas.