El Gobierno local espera regenerar Bens antes del fin del mandato

El Gobierno local espera regenerar Bens antes del fin del mandato
Los participantes en el “Plogging Tour” durante la recogida de basura | javier alborés

La basura se suele recoger por un sentido del deber o por miedo a la posible multa, pero no por deporte. Pero siempre hay una primera vez y ayer fue la de A Coruña: la cala de Bens acogió un encuentro de “plogging” que es básicamente una combinación de deporte y actividad medioambiental, en la que los concursantes deben recoger desperdicios mientras realizan carreras, hacen sentadillas y, en general, todos los ejercicios que se les ocurren a los monitores. Se escogió al cala de Bens porque en esta zona no faltan los desperdicios, pero el Ayuntamiento confía en regenerar la playa antes de que termine el mandato.


Según destacó la organización del “Nationale-Nederlanden Ploggin Tour”, participaron 300 atletas-basureros. Su fundadora, Kris Caro, destacó la implicación del municipio y que “la zona de Bens es una zona preciosa, pero lamentablemente hay muchísima basura. Lo que buscamos con esto es generar un poco de conciencia de lo que estamos haciendo con el medio ambiente, que no es necesario”. Recordó que en toda el área hay muchos puntos donde depositar basura, siempre en el contenedor correcto.


La actividad tenía un carácter inclusivo, así que estaba abierto a gentes de todas las edades y condiciones físicas, con recorridos de entre 8 y 1,2 kilómetros. Las categorías eran: experto, principiantes, familias y campeones (necesidades especiales). En total son nueve grupos que realizaron el trayecto caminando o corriendo y durante el trayecto se hacían sentadillas con la bolsa de basura como peso muerto u otro tipo de ejercicios. Vuelven con la basura que recogen, hacen el triaje para reciclarla. Pero como hay tanta basura, se dispusieron otros puntos de recogida. En total se recogieron 2,6 toneladas de desperdicios.


Esperanza

Sobre este particular (el de la basura endémica en Bens), la concejala de Medio Ambiente, Esther fontán, señaló que hay esperanza: “Estoy ansiosa por conocer los resultados de lo que han recogido para conocer su trazabilidad y averiguar qué es lo que estamos abandonando en la naturaleza”. A partir de los desperdicios, se puede deducir qué tipo de persona visita Bens y, sobre todo, qué se deja.


Las primeras informaciones apuntan a que plásticos y micro plásticos, latas, botellas de vidrio, elementos de higiene personal, colillas, mascarillas, o restos de construcción. Pero plásticos y restos de comida rápida es lo más abundante, lo que podría significar que son personas que vienen a pasar el día en la playa, incluyendo la hora de la comida.


Una de las principales preocupaciones de Medio Ambiente son los vertederos incontrolados, donde se arrojan desperdicios voluminosos, como neveras o sofás. Otra práctica prohibida es arrojar el producto de las podas al contenedor orgánico, dado que hay que llamar al 010 para que se recoja. “Por eso hacen falta actuaciones de este tipo”, apunó Fontán, que reconoció que Bens tiene fama de estar “muy abandonado”.


Analíticas

El motivo principal de esta fama son las grandes complejos que la rodean: la refinería de Repsol o la planta de reciclaje de Nostián pero la edil denunció que son los ciudadanos que vienen al paseo de Bens los que hacen que se degrade. En cuanto al agua, Fontán aclaró que se están llevando a cabo analíticas, comparando corrientes, días y mareas, y se hará una batida en la arena (cubierta de vegetación).


“Es el momento de darle una nueva vida a la cala de Bens”, declaró la edil. Fue menos rotunda a la hora de determinar cuándo se concretará. Aunque espera que la playa esté en condiciones antes de acabar el mandato, existe un proyecto más ambicioso que tendrá que esperar.

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