El desenladrillador se ofrece como arquitecto

El desenladrillador se ofrece como arquitecto

DESDE que renunció a la presidencia de honor del partido al que condujo al deshonor más absoluto, pues durante su imperio fue cuando la corrupción se desbocó y se metió a lobista, con “b”, no con “v”, o sea, no será un depredador de mujeres, sino de voluntades, Aznar tiene mucho tiempo libre. Tanto se aburre que cada dos por tres se explaya con una homilía contra Rajoy; todas con el mismo título: “Duro y a la cabeza”. Sin embargo, desde que se conoció la sentencia de la Gurtel y el PSOE anunció la moción de censura quedó preso de una mudez absoluta –quizá se había escaldado la lengua tomando una cup de café con leche con su poliglota esposa–. Casualmente se recuperó instantes después de que Rajoy anunciase su renuncia a la dirección del PP –¡qué poca clase!–y lo hizo para proclamar que es necesario reconstruir el centroderecha. Pues que llame a Zaplana, Matas, Rato... para que le echen una mano poniendo ladrillos. Eso sí, que los cuente bien al final de la jornada, porque a lo mejor le faltan algunos. FOTO: rajoy y aznar, cuando aún lucía bigote | aec

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