“Con el tiempo pasamos de cuidar niñas a discapacitados mentales”

“Con el tiempo pasamos de cuidar niñas a discapacitados mentales”
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Abrió sus puertas en el año 1923 y con el paso del tiempo ha cambiado hasta de denominación, de Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús a Centro Pai Menni, lo que no ha variado es su dedicación a los más necesitados: a principios del siglo XX, las niñas sin recursos; en el albor del XXI, las personas con discapacidad intelectual. En su nombre hablan la directora gerente, Inma Segarra, y la coordinadora, María José Vaamonde.

¿Cual es el origen del centro Pai Menni?
El centro fue creado en el año 1923 por una donación de los hermanos García Naveira a las Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. Se le llamó \“Refugio Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús para niñas lisiadas, raquíticas y escrofulosas pobres\”, nombre que definía muy bien su misión. La curación de las menores era el propósito del establecimiento y hacia esta meta se encaminaba todo el trabajo que desarrollaban la religiosas y que pasaba por una asistencia basada en el respeto y el servicio a las enfermas, en una época de grandes desigualdades y muchas carencias.

Esta institución está muy atenta a los cambios que se registran en la sociedad y por ello varía según las necesidades se presentan contamos con un servicio formado por un equipo de voluntarios

¿Y hasta ahora?
En la década de los sesenta, la enfermedad estaba prácticamente erradicada, por lo que cumplida esta misión social, el centro se destina a la educación especial por ser una necesidad importante en este tiempo. Cambió de nombre y se le denominó Instituto Médico– Pedagógico Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús. En esta época se pone el acento en la atención psicopatología y posteriormente en la psicopedagogía. La administración pública se va haciendo cargo progresivamente de esta enseñanza y con el paso de los años la atención más demandada es a personas adultas con discapacidad y gravemente afectadas. Esto ha llevado a la Institución a cerrar el colegio de Educación Especial y a acometer obras de reforma y ampliación del centro para adecuarlo a las necesidades de estas personas y adaptarlo a la normativa vigente y progresivamente se ha convertido en un centro mixto. Todo ello ha hecho que el centro ofrezca unas instalaciones excelentes y un equipo de profesionales motivado para dar el mejor servicio a los usuarios. La inauguración del nuevo edificio, en 2009, es el inicio de una nueva etapa, significada en el cambio de nombre a centro Pai Menni de atención a personas con discapacidad intelectual.

¿A qué se debió ese cambio hacia la discapacidad?
Al principio se atendía a niñas enfermas, principalmente con poliomielitis, pero con el tiempo esta problemática se fue solucionando gracias a los avances médicos. Sin embargo, se fue viendo que lo que se iba haciendo urgente era atender a las personas con discapacidad intelectual. En ese momento no existían dispositivos para atenderlos, muchas veces porque no encajaban en los módulos escolares y por lo tanto su cuidado estaba en manos de las familias y no todas tenían capacidad para atenderlos.
¿El cambio se produjo porque alguien en concreto percibió la necesidad o porque llegaron las familias y dijeron \“tenemos un problema y no sabemos cómo afrontarlo\”?
En general esta institución está muy atenta a los cambios que se registran en la sociedad y por ello varía según las necesidades que se presentan. Lo mismo sucedió cuando se pasó de centro de educación especial a atención de adultos. La demanda de solicitudes disminuyó cuando los menores fueron progresivamente acogidos por los circuitos habituales de educación.

¿A partir de que edad se atiende, entonces, aquí a los usuarios?
A partir de los 16 y los 18 años. Y los servicios que ofrecemos son 92 plazas para personas con discapacidad gravemente afectada; 44 para personas con discapacidad; pisos tutelados en Betanzos, en los que residen 18 personas, orientados a promover su integración en la sociedad y estancias temporales en residencia para personas gravemente afectados para ofrecer un respiro a los familiares. También disponemos de centro de día con 127 plazas en los que se proporcionan servicios de apoyo y actividades rehabilitadoras y un centro ocupacional, con 117 plazas, orientado a la formación prelaboral y a la preparación para la vida activa.

El denominado respiro familiar parece ser una de las mayores demandas.
Es muy importante. Hay que entender que atender a una persona con discapacidad intelectual puede llevar una carga tanto física como psicológica muy importante.

¿También atienden a los familiares que puedan llegar a sentirse superadas?
El apoyo a las familias se da a través de trabajo social y psicológico. El año pasado se creó una asociación de familiares de usuarios para dar refuerzo y crear líneas de colaboración. Hay diversas iniciativas en este sentido.

¿Cuántas usuarios tiene actualmente el centro?
En régimen residencial hay 140 personas.

Entiendo que se les presta una atención personalizada.
Sí. Hemos puesto en marcha el programa PAI que se centra en potenciar las características de cada uno de los usuarios. Tenemos un equipo multidisciplinar compuesto por personal especializado como psicólogos, enfermeros, cuidadores, monitoras de taller, entre otros. Cada uno de ellos hace una valoración de las posibilidades de cada uno de los usuarios y después los resultados se ponen en común. Así saben las necesidades que hay que cubrir y se establecen los apoyos que hay que darles.

¿Cuántas personas trabajan en el centro?
Unas noventa personas. Pero también contamos con un equipo de voluntarios.

“Con el tiempo pasamos de cuidar niñas a discapacitados mentales”

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