La Fiesta Nacional menos celebrada y con más tensión

La Fiesta Nacional menos celebrada y con más tensión

la Fiesta Nacional menos celebrada y más cargada de tensión en decenios retrató a los que copan los titulares en el panorama político. El acto en la Plaza de Armas del Palacio Real apenas duró una hora, pero no hizo falta más para que los que querían dejar clara su postura lo hicieran. Como el vicepresidente segundo del Gobierno, que lució una bandera con un logo republicano, fiel a su dudoso gusto y saber estar. Ante el rey –que saludó a la manera militar a todos los miembros del Ejecutivo– permaneció impasible, igual que el resto de los ministros de Podemos. Precisamente un anuncio andante de ese partido parecía la ministra Irene Montero, que eligió para la ocasión un traje morado. Quién sabe si con mala fortuna o peculiar intención. Mientras, la presidenta de la Comunidad de Madrid, protagonista de su propia guerra, tuvo que hacer esfuerzos por mantener la compostura ante Pedro Sánchez, con el que no cruzó palabra ni miradas. Y bien visto, es muy de aquí eso de hacer una celebración en la que todos estén enfadados. FOTO: el rey saluda a pablo iglesias | efe

La Fiesta Nacional menos celebrada y con más tensión

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