Con sus rodillas en el suelo y los mensajes de sus camisetas los jugadores de la NBA dejaron claro desde un principio que la burbuja donde se juega la liga de baloncesto más importante del mundo iba a ser también el escaparate de una lucha contra la violencia racista en Estados Unidos de la que quieren ser parte activa. Y que vuelva a repetirse un caso de brutalidad policial es la gota que ha colmado el vaso. Su respuesta ha sido un boicot a la competición. “¿No queréis escucharnos? Ahora tampoco podréis vernos”. Igual así consiguen que las buenas intenciones se conviertan en hechos. FOTO: la cancha, vacía | efe