La vergonzosa lucha de poder en la que se convirtió hace tiempo la gestión de la pandemia en Madrid ha traspasado fronteras y llegado a oídos de la OMS. Y se ve que a sus miembros les provoca tanto bochorno como a nosotros. El mensaje, con ese tono de padre decepcionado que prefiere que su hijo recapacite por su cuenta antes que pegarle cuatro gritos, es contundente: “Cuando los gobiernos difieren la gente muere, así que asegurémonos de que estamos unidos y tomamos buenas decisiones”. Los señores de la Organización Mundial de la Salud puede que tengan alguna noción de cómo es Pedro Sánchez, pero, desde luego, no conocen a Isabel Díaz Ayuso. Si no, sabrían que esa unión y esas buenas decisiones que piden son poco menos que un imposible. Y mucho nos tememos que igual que a nuestros dirigentes no les preocupa lo más mínimo haber perdido la poca confianza que los ciudadanos podían tener en ellos tampoco les quita el sueño la imagen que están dando a nivel internacional. Una reprimenda avergüenza según la vergüenza que tenga cada cual. FOTO: una reunión del grupo covid que no llegó a buen puerto | aec