In memoriam del hombre que amaba el mar, y a los más necesitados

En distintas ocasiones, en mis reflexiones semanales en estas páginas, hablé de mi trabajo como voluntario, como agente en Cáritas. Una labor que me gratifica plenamente y que me hace estar siempre muy cerca de la auténtica realidad que se vive en la calle. A lo largo de tantos años he incorporado a mi vida diaria a personas que piensan y desarrollan su trabajo en la misma línea que yo. Una de esas personas era Francisco Jesús Fernández Rodríguez, aunque para mí siempre será Paco el de Cáritas en Arousa, que nos dejó de forma abrupta cuando contemplaba un día más el agua y la arena de la Illa de Arousa en su zona preferida que era el Carreirón.


La noticia de su muerte me dejó en shock. El día anterior había tenido con él una charla en una de las céntricas calles de Vilagarcia. Se reponía muy bien del coronavirus que le obligó a ingresar en el hospital del Salnés. Me habló, como hacia siempre, de sus iniciativas y proyectos para ayudar a las personas más necesitadas, más vulnerables, a los últimos de la sociedad. Unos proyectos que tenía previsto presentar en el día de hoy, jueves, a la permanente de Cáritas Diocesana.


El más importante, con el que estaba ilusionado, era poder contar en su ciudad con instalaciones propias para dar cabida a todos los servicios y, sobre todo, con unas nuevas dependencias destinadas al comedor social que diariamente acoge un elevado número de personas sin recursos. La labor de Paco en Cáritas Arousa muy importante, y de gran calado abordando numerosos frentes con los que hacer una mejor y más eficaz gestión de ayuda a los necesitados que, como él decía, aumentaron de forma muy alarmante durante la pandemia.


Aunque lo intento no me salen las palabras para explicar la gran magnitud de ayuda y servicio que inundaba su potente cuerpo de marino curtido en distintos mares. Los sintecho, las personas mayores, los niños y los integrantes de la étnia gitana, fueron sus grandes trabajos, sus grandes ocupaciones, a las que dedicó su vida solidaria y de compromiso social.


En el lugar donde te encuentres, Paco, por favor sigue ayudándonos para que podamos continuar con tu gran labor con los más necesitados. Se nos fue un hombre que tenía un corazón que no le cabía en el pecho, de grandes creencias, de gran humanidad, y se nos fue mirando a lo que él más quería, ese mar que tantas veces le sirvió de consuelo, de ayuda en sus trabajos como marino de carrera. Buena singladura querido Paco. No te podré olvidar nunca. Estarás siempre presente en mi corazón y en el de tantas personas a las que ayudaste en vida.

In memoriam del hombre que amaba el mar, y a los más necesitados

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