El selfie de Madrid

La política se hace un selfie el 4 de mayo. Urnas para un retrato movido. En las elecciones inesperadamente convocadas para esa fecha por la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, también aparecerán las cuatro esquinas del culebrón murciano que, como hemos visto, acabó desbordando sobradamente el fuero territorial de una región con escaso peso en la lucha por el poder a escala nacional.


Vamos con ellas:

La primera es el hundimiento de Cs. Aún no sabemos si hasta el punto de la extinción. Eso sería una mala noticia, aunque fuese consecuencia de sus propias pifias. La última, su contubernio con el PSOE en el apadrinamiento de una moción de censura contra el gobierno murciano del que Cs formaba parte. Moción fallida que solo ha servido para que afloren unos síntomas de descomposición interna que, como luego hemos visto, se han reproducido en otras partes.


La segunda es la derechización del PP. El contubernio de Murcia disparó la estrategia en los planes de la presidenta de Madrid. Hace tiempo que Ayuso quería librarse de Cs como socio. Con su inesperada llamada a las urnas va camino de gobernar en solitario y/o en acreditada sintonía con Vox. Y Casado no tiene otro remedio que ponerse a rebufo de Ayuso y, en consecuencia, desmentirse de su giro al centro pregonado en sede parlamentaria.


La tercera esquina del culebrón es el harakiri de Iglesias como viepresidente y como líder de Podemos. Va camino de convertirse en un líder agonizante. Sánchez dormirá mejor a partir de ahora. Desaparece un cuerpo extraño al PSOE y al sistema. A Iglesias se le había hecho insoportable su irrelevancia y su malquerencia entre los ministros de Sánchez. Había perdido el sitio en la política nacional y ahora lo busca en la madrileña. Una tabla de salvación carcomida para quien ya ni aglutina ni suma. PSOE y Mas Madrid le dan la espalda. Y Podemos en Madrid es una organización de dirigentes y votantes desalentados.


La cuarta es una muy probable nueva vida del bipartidismo a partir de la pauta electoral de la Comunidad de Madrid, donde tanto las huestes de Arrimadas como las de Iglesias presentan claros síntomas de derrumbamiento. Pero la polarización de la campaña entre Iglesias y Ayuso estará en los ruidos, no en los votos. El discurso guerracivilista de Podemos alimentará tanto a la derecha como a la izquierda representada por PSOE y Mas Madrid. Aunque me temo que mas a la primera que a los segundos. 

El selfie de Madrid

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