El partido de la discordia

A la vista de los asuntos que dividen a los españoles es fácil concluir que se han multiplicado desde la llegada de Podemos a la vida pública. Llevan el germen de la discordia allá por donde van. Lo que tocan lo trastocan. Por estar, están a la greña hasta en el seno del mismísimo Consejo de Ministros del que forman parte algunos de sus dirigentes.


Pablo Iglesias hace oposición a Pedro Sánchez en cuestiones como el apoyo a la Monarquía , el futuro marco legal de la vivienda o el límite de las concesiones a los partidos separatistas. Mientras tanto, su compañera Irene Montero, ministra de Igualdad, anda a la greña con la vicepresidenta Carmen Calvo en permanente disputa por el maillot amarillo del feminismo.


El caso de la ministra Montero es particularmente llamativo porque llevada del impulso propio de quienes se colocan en el extremo de las cosas -quizá para así disimular su ignorancia - ha conseguido dividir al movimiento feminista al tratar de imponer una ley permeada por la teoría “queer” que niega la naturaleza biológico de la diferencia entre mujeres y hombres y sostiene que las identidades sexuales no son fijas sino que son el resultado de una construcción social.


La conducta sectaria de quienes dirigen el Ministerio de Igualdad se ha visto reflejada en las horas previas a la celebración del 8 M animando a celebrar manifestaciones desafiando las recomendaciones de la ministra de Sanidad y pese a los datos de contagios y fallecimientos provocados por el coronavirus.


Viven de crear o animar conflictos entre sectores de la sociedad. Lo hemos visto también días atrás en ocasión de los altercados violentos que en Barcelona derivaron en ataques a los policías , incendio de material urbano y saqueo de comercios. Actos vandálicos que fueron alentados vía tuit por el portavoz parlamentario de Podemos.


Una sociedad madura como la española, aún con los muchos problemas de desigualdad que tiene la nuestra agravados ahora por la pandemia, el paro y la crisis económica, debería tomar nota de todas estas cosas y sacar conclusiones. 

El partido de la discordia

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