una de las curiosidades de este confinamiento es que los mayores son los que peor lo están llevando. Hablamos de los que hace tiempo que llegaron a la edad de jubilación y que, siendo el colectivo con más riesgo, son los que menos interiorizadas tienen las medidas de protección. Las propias y las ajenas. Y ahí los tenemos, unos dando su paseo matinal, otros bajando a comprar tres o cuatro veces cada día y otros, como un vecino de Melide de 82 años, dando pedales en su bicicleta a diez kilómetros de casa. Cuando la Policía lo paró intentó colarle a los agentes que volvía de la compra, pero cuando le acompañaron a su supuesto domicilio y los habitantes juraron que no lo habían visto en la vida acabó por confesar. Lo de que la sabiduría se gana con la edad no siempre se cumple.