España es diferente

Si usted quiere reclamar por cualquier asunto a la administración prepárese para esperar respuesta meses o años. Si tiene un pleito la cosa va para largo. Si su problema es una cita con el médico ya sabe lo que le toca y si tiene la suerte, o la desgracia, según lo mire, de reclamar a su favor alguna cantidad a cualquier administración debe armarse de paciencia. Pero si de lo que se trata es de cambiar un gobierno, lo arreglamos en dos días. 
Imagino que muchos de ustedes, humildes administrados, como yo, habrán hecho una reflexión parecida ante los acontecimientos de días pasados. Parece que cuando las decisiones se piensan para la ciudadanía no hay prisa, sin embargo, cuando afectan a los políticos todo va sobre ruedas. Hecho este apunte y con parte de España en estado de shock toca echarle un vistazo al nuevo gobierno. La llegada de Pedro Sánchez tiene flecos que solo el tiempo nos ayudará a entender porque nadie se cree que los proetarras de Bildu o los separatistas catalanes le hayan dado gratis sus votos a un endeble presidente que solo cuenta con 84 escaños en un Parlamento de 350. 
Digo 84 porque los 65 de Podemos y sus confluencias no serán un cimiento sólido sobre el que pueda descansar la estabilidad del Ejecutivo. Los podemitas encontrarán en la acción de gobierno contradicciones inherentes al paso del PSOE de la oposición al poder. Ustedes saben que en la oposición se dicen muchas cosas que no se hacen cuando se pisa la moqueta de la Moncloa. Pablo Iglesias tenía un competidor en la izquierda con el que se disputaba los votos del cabreo con el PP, mientras que ahora Podemos se ha convertido en la oposición desde la izquierda al gobierno socialista. 
Justo el mismo problema, pero a la inversa, que tiene Albert Rivera, quien con total ausencia de responsabilidades iba minando al PP, jugando un papel muy apetecible que consistía en golpear al Gobierno en unos casos y ponerse medallas gratis a cuenta de los éxitos de Rajoy en otros. Ahora el PP desde la oposición rodeará a Sánchez con sus contradicciones, pero además marcará distancias con Ciudadanos, al que se les acabó el chollo de subirse al ring para dar golpes sin recibir ninguno. Estoy convencido de que la experiencia de los populares en la oposición dejará en difícil situación a la fuerza nacida a la sombra del separatismo catalán. 
Como ven en España vamos de lío en lío sin que parezca que haya posibilidad de vivir en paz que es a lo único que aspiramos los españoles. En todo caso y recordando a Iglesias Corral, “aquí pasó lo que pasó”, y con la poca memoria que nos caracteriza ahora nos centramos en un astronauta o en un ministro de Deportes que, según él, “no tengo ni puta idea de deporte”. Sánchez ha hecho una apuesta a doble o nada. Su Gobierno está pensado para llegar a 2020 eso sí dándole una patada a los separatistas con Borrell, otra a Podemos al prolongar la legislatura incluso otra a Susana Díaz con el nombramiento de Luis Planas y me temo que dará una muy grande a todos los españoles vía impuestos. Sánchez ha llegado haciendo pocos amigos, pero de la mano de un astronauta y de la prensa rosa. En poco tiempo sabremos si dobla o se queda sin nada y cualquier cosa puede ser porque España es diferente.

España es diferente

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