Muerte en soledad

En los últimos años estamos viendo una sociedad cada vez más individualista e inhumana. Observamos como se están muriendo solas decenas de ancianos y personas no tan mayores, con enfermedades crónicas o con algún tipo de discapacidad y que “descubren” sus cuerpos varias semanas después del óbito. Muchos de estos casos o sucesos apenas aparecen en los medios de comunicación.
Algo falla, sin duda. No ya por la insolidaridad o la despreocupación de los familiares, amigos o vecinos sino por la falta de diligencia e interés de las propias administraciones públicas. ¿Tanto cuesta realizar una llamada telefónica, cada dos o tres días, a esa persona que vive en soledad y padece ciertas dolencias crónicas?
¿Tanto cuesta interesarse, de una manera habitual, por la situación de esas personas, bien sea por parte de los servicios médicos, de la atención primaria o a dependientes o bien desde los propios departamentos de los servicios sociales municipales?. ¿Tanto cuesta mantener la dignidad de esas personas, incluso después de muertas?.
Todo es cuestión de voluntad política y no simplemente de medios. Sobran medios económicos y humanos, pero falta el compromiso serio para con todas esas personas que viven solas. Por desgracia la alarma salta cuando adeudan algunos recibos de luz, algún pago mensual de la hipoteca o del alquiler de la vivienda habitual, de lo contrario nadie se da cuenta de que, esa persona, ya está sin vida. Les llega la muerte en soledad y solos siguen pudriéndose sus cuerpos, semana tras semana y no se toman medidas. Simplemente pretende ser una llamada de atención sobre la sociedad en la que estamos viviendo.

Muerte en soledad

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